Ya no es sólo "Gara" quien revela las cesiones de Zapatero
Elsemanaldigital.com
30 de julio de 2007. La revelación de los detalles de la negociación política que el Gobierno y el PSOE mantuvieron con la banda terrorista ETA y su brazo político Batasuna ante la presencia de los nacionalistas del PNV ha sido repetidamente desacreditada –que no desmentida– por parte de la vicepresidenta primera del Gobierno, María Teresa Fernández de la Vega, con el argumento de que no se puede hacer caso a lo que publica el diario pro-etarra Gara. Sin embargo, en este fin de semana veraniego no debe pasar desapercibido que otro diario nacionalista, pero no filo-terrorista, Deia, acaba de confirmar más o menos en los mismos términos esas informaciones.En realidad, únicamente desde una gran falta de respeto por la verdad y por la propia inteligencia de los ciudadanos se podría negar lo que es fácil deducir con solo repasar las declaraciones públicas efectuadas por el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, durante la última tregua-trampa etarra. El "derecho a decidir" de los vascos, el "Navarra será lo que los navarros quieran que sea", los "accidentes" del "proceso" constituyen en su conjunto una terminología espuria que no cabe explicar sino en el marco de un pacto previo con los criminales hasta sobre el lenguaje a emplear.También cuadra bien, con la afición que los españoles acaban de descubrir en el jefe del Ejecutivo a hacer promesas a costa del erario público, la noticia que ha publicado el diario El Mundo sobre el subsidio de 1.500 euros que se pensaba ofrecer a los etarras supuestamente reinsertados. Que además fuera el Centro Nacional de Inteligencia (CNI) quien preparase semejante plan no hace más que añadir otro motivo de desprestigio a la politización partidista de un organismo sobre cuya actuación recae tal cantidad de sombras que sería obligado replantearse su propia existencia, si después de marzo hubiese un cambio de Gobierno.Cosa distinta son los efectos que sobre la opinión pública tendrán todas estas chocantes revelaciones. El PP se ha cansado de pedir que el Ejecutivo informe donde debe hacerlo, en la sede de la soberanía nacional, acerca de las negociaciones mantenidas con los terroristas; el secretario general del PP vasco, Carmelo Barrio, acaba de reiterar esta exigencia, pero es evidente que José Luis Rodríguez Zapatero no tiene intención alguna de atenderla.Hay, por otra parte, una campaña del PNV, orquestada por su presidente Josu Jon Imaz, para darle la vuelta a la situación presentando la ruptura de las negociaciones precisamente como una prueba de que el Gobierno nunca llegó a ceder ante los terroristas, y que por eso éstos rompieron su "alto el fuego" permanente. Pero es evidente que la cuestión no es ésa; lo grave es, en sí mismo, que el Ejecutivo se haya llegado a sentar con unos criminales para hablar no de cómo y cuándo dejarían las armas incondicionalmente, sino de política. Que sus exigencias iban a ser inaceptables lo podía y lo debía saber cualquiera antes de empezar.
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