lunes 30 de julio de 2007
CHUECADILLY CIRCUS
"Polanco is dead. ¡Viva España!"
Por Luis Margol
Así nos enteramos del paso a mejor vida del prócer de la libertad, la democracia, la modernización… –qué podría añadir yo a lo dicho por Ruiz Gallardón–. Algunos SMS son de juzgado de guardia, o al menos de secuestro inmediato. A partir de ahora, al "¿dónde te pilló el 11-S?" habrá que añadir: "¿Qué hacías cuando don Jesús dejaba este mundo cruel?".
Una semana después del fallecimiento del empresario, los suyos han puesto pies en polvorosa y descansan a bordo de su barco admirando la costa siciliana. Tal vez allá encuentren los herederos del Imperio la inspiración necesaria para perpetuar la obra del Fundador.
¿Disfrutaremos de la visión de los Polanco al sol de cubierta en alguna revista o programa de cotilleo? Lo dudo. En la granja del PRISOE, todas las criaturas son iguales, aunque algunos animalitos lo son mucho más que otros.
Recuerdo aquello que decía don Luis María Anson hace muchos años: "Todo el que es y está estuvo antes en ABC". Para los de mi generación, que conocimos el ABC gracias a los abuelos y después nos aficionamos a ese fantástico suplemento hipermoderno de los viernes en el que desbarraban varios miembros de la Movida, la Nueva Ola, el feminismo y el mariconeo chic, el paso por alguna de las empresas de Polanco ha sido nuestro rito iniciático.
Por lo que a mí respecta, no puedo quejarme de nada ni de nadie. Al contrario, conocí muchos pacientes sufridores de algunos jefes colocados allá por su parentesco con algún político del PSOE, y más de uno de ellos a un paso del psiquiátrico. Si no fuera por la gran caridad de las empresas del grupo, algún ministro del actual Gobierno andaría agobiadísimo haciendo de padre postizo de sobrinos desamparados. Ellos nunca olvidaron eso de la función social de la empresa, que decían sus ex camaradas falangistas.
Además de este triste deceso, las últimas semanas nos han traído otros hechos luctuosos, como los asesinatos que los amigos de ZetaP llevan a cabo en Irán contra homosexuales y adúlteros. Al final, la Federación Estatal de Gays y Lesbianas se decidió a montar una protesta ante la embajada de Irán –¡a buenas horas, mangas verdes!–. No parece que el establishment gay esté por la labor de recordar a los aliados del presidente del Gobierno sus muchas faltas, pues la asistencia fue más bien escasa. Dos millones en el Orgullo y apenas quince –personas, no millones, se entiende– contra Irán. La súbita caída del poder de convocatoria mariprogre resulta bastante sospechosa. Con haber movilizado a la mitad de los liberados de Cogam y Triángulo y a sus íntimos ya habrían sumado más de 100.
Por cierto, la Federación, haciendo gala del realismo que la caracteriza, pide a los gays y lesbianas iraníes que abandonen el país. ¿A nado o en patines? La exhortación suena igual de ridícula que aquel "judíos, salgan de Alemania" pronunciado por no sé qué político inglés en el 39. ¡Qué ignorancia!, que diría la Mari-Vogue en una ataque de fiebre quemaiglesias y anticuril.
Entre los asistentes, un grupo de jóvenes maripeperos portando banderas de su partido y el arcoiris. Una sana iniciativa que espero anime a otros a salir de ese armario en el que hace mucho tiempo colocaron el cartel de "Full House". Entre las asignaturas pendientes de Aznar está el no haber propiciado una salida de armario grácil y ordenada a algunos miembros del PP. Pero no, lo que hizo fue ponerles a bailar con la más fea. Craso error que todos seguimos pagando. Como en el caso de su antipolítica de medios de comunicación, gracias por nada.
Zerolo apareció en la protesta melena al viento y cara de pocos amigos y se encontró con los reproches de los peperos, quienes le recordaron su doble moral, su hipocresía, su traición, etc… Por ejemplo, ¿saben Zerolo y los suyos que los amiguetes palestinos y sus vecinos musulmanes se dedican a fustigar y encarcelar a cuanto moro margoliano se encuentran? No estoy describiendo el argumento de esas pelis porno que salen en las revistas del establishment, sino una realidad que ni siquiera pueden ocultar los magníficos reportajes goebbelsianos de la revista gay Shangay –mi favorita; un auténtico filón–, que esta quincena nos regala un nuevo publirreportaje otomano a mayor gloria de Erdogán.
Gracias a las buenas artes de la Oficina de Turismo de Turquía, David Delfín luce palmito en algún paraje de Anatolia, donde seguro podrá ir de la mano de su novio y hacer todas esas cosas que se ven por el barrio de Chueca. No es que uno esté en contra de "conocer otras culturas, otras gentes, salir de la rutina, desconectar" y todo eso; pero, sinceramente, se me ocurren docenas de experiencias más "enriquecedoras" que vivir de la sopa boba islamista. ¿Y a ustedes?
Como alternativa glamorosa, mariculta y decadente a los polvorientos territorios de la Alianza de Civilizaciones, les propongo un repaso a la bibliografía y a la discografía de George Melly, cuyo ascenso a los cielos –el pasado 5 de julio– ha sido una de las peores noticias de este verano. Para quienes no conozcan al personaje, les diré que fue músico jazzista, escritor, bohemio, alcohólico, profesor de arte, crítico cultural y converso a la heterosexualidad –tras años de sexo desenfrenado en el instituto y luego en la Armada Real Británica–. Entre los que se jactaron de haber caído presa de sus encantos, el mismísimo Sir Peregrine Worsthorne, antiguo editor del Daily Telegraph. Al contrario que en algunos círculos conservadores españoles, en Gran Bretaña un pasado lascivo y disoluto se considera un valor añadido. Como dijo el poeta, "nunca confíes de un hombre sin pasado". Sin embargo, el mismo Melly desmintió al periodista; revelando, además, uno de sus secretos mejor guardados: "Seduje a muchos jóvenes, pero él era bastante mayor que yo, así que no me habría atrevido a hacerlo".
What a put-down! ¡Hundido! Espero que por estos lares no nos salga ningún ex marino monárquico fardando de haber tenido sus cinco minutos de bisexualidad en los brazos de Melly mientras viraban hacia poniente. Que sepan todos que el autor de algunos de los ensayos más clarividentes sobre la cultura pop y el surrealismo, y de unos tomos de memorias absolutamente adictivos –mi primer novio británico me hizo leer el primero hace ya casi veinte años; de ahí viene todo–, lo dejó todo por escrito. El desmentido será cuestión de minutos.
En otro orden de cosas, en los últimos años de su vida Melly, siempre vitalista y fiel al lema Je ne regrette rien, se refería a la vejez como un coche que cada vez pasa más tiempo en el taller, hasta que llega un día en que no merece la pena pagar las reparaciones. Irse de este mundo sin dejar cuentas pendientes, ni pecuniarias ni de otro tipo, es todo un detallazo. Ojalá cundiera el ejemplo.
Con George Melly quizá se cierre una época de diletantes y vividores que sólo una cultura individualista como la británica de antes de la llegada de los laboristas al poder en 1945 puede generar. Aquí, quien se salga del tiesto que el ungido de turno le haya asignado o tenga la tentación de cultivar la versatilidad será tachado de blasfemo, de frívolo y hasta de facha, etiquetas que algunos llevan con gran satisfacción. Otros se amilanan y reingresan en la caverna, o peor aún, entran en un armario que nunca se hizo para ellos. Shame!
Mientras tanto, y hasta que me llegue el momento de vender lo poco que tenga por un plato de lentejas o unas cucharaditas de caviar, pongo mar de por medio y me largo unos días –y noches– a disfrutar de climas más templados. Que ustedes lo pasen y la objeten bien. Don't let the bastards grind you down!
Enquire within: chuecadilly@yahoo.es
domingo, julio 29, 2007
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