miercoles 7 de febrero de 2007
POR XAVIER NAVAZA
corresponsal en galicia
No habrá ruta Ho Chi Minh
Bueno, pues ya sabemos que los nacionalistas galaicos sueñan con asistir a la ejecución mediática y electoral del PPdeP. Que la única salida viable y verdadera al parón de la reforma autonómica, se dice en el sanedrín del Benegá, pasa por la derrota total de Alberto Núñez Feijóo ante las urnas. Y hasta que eso suceda... ¿se limitarán los lanzarotes de la gran coalición a esperar el veredicto implacable de la ciudadanía?
No, mientras el castigo de los populares no llega, los nacionalistas galaicos tienen un plan B: exprimir al máximo las posibilidades que tanto la Constitución como el actual Estatuto de Autonomía encierran para ampliar las bases y los contenidos de la soberanía en nuestra tierra.
El coordinador ejecutivo del Benegá, Francisco Jorquera, lo acaba de decir en muy pocas pero limpias palabras: "Hay instrumentos al alcance de nuestras manos para avanzar en el autogobierno", dice, de modos especial dos que -bien combinados- pueden producir a medio plazo los mismos efectos que una modificación a fondo de de la Carta Magna de Galicia.
Jorquera se refiere, muy en concreto, a los artículos 36 del Estatuto y al 150.2 de la Constitución, que contemplan la posibilidad de transferir a Compostela numerosas competencias que hoy pertenecen a Madrid en exclusiva. Es decir, que lo que hoy se dice en la sala de banderas del Bloque es exactamente lo mismo que Manuel Fraga pidió al Gobierno central -primero con Felipe González y después con José María Aznar en La Moncloa, en ambos casos con poco éxito- durante la década y media que duró su mandato.
Tanto el presidente Emilio Pérez Touriño como el vicepresiente Anxo Quintana están plenamente de acuerdo, hasta el punto de que a partir de ahora ambos dedicarán muchos de sus esfuerzos principales a tratar de arrancarle al Gobierno central todo cuanto puedan y en el contexto de las negociaciones que el próximo día 28 de febrero abrirán el ministro de Administraciones Públicas, Jordi Sevilla, y Quintana en representación del Gabinete Touriño.
Ironías del destino: después de negarle el pan y la sal, los socios del bipartito consagran el grueso de las tesis regionalistas que el veterano león de Vilalba esgrimió cuando los hados del poder le sonreían en Compostela. Se equivocaban quienes -a la sombra del ficticio debate de los mandilones escolares- creyeron que el Benegá iba a optar por una especie de ruta Ho Chi Minh para salir al paso del fiasco de la reforma estatutaria. Ya ven que no. Ha optado por seguir los pasos del patrón de la derecha en nuestro país.
Y esa alternativa o plan B que tanto nacionalistas como socialistas suscriben hoy, tiene una doble virtualidad: por un lado, elimina cualquier posibilidad de reestablecer el debate autonómico tras los comicios de la próxima primavera, tal y como desea Núñez Feijóo; por otro lado, desactiva buena parte de los argumentos que a don Alberto le gustaría enarbolar en su pugna con don Emilio y el joven Quin. Al líder del PPdeG no se le ocurrirá arremeter ahora contra el legado de Fraga.
LA RECUSACIÓN DE TREMPS
Malas noticias para la reforma
La imagen recoge el momento en que Jorge Fernández y Vicente Pujalte, del PP, presentaron su recurso de amparo contra el la reforma estatutaria de Catalunya ante el Tribunal Constitucional. Era el día 2 de noviembre de 2005 y todavía no se sabía cómo habría de quedar el nou Estatut tras su paso por el Congreso de los Diputados, pero eso era lo de menos para la cúpula popular. Ahora, la recusación del magistrado Pablo Pérez Tremps puede endurecer todavía más la polarización política que divide interiormente al alto Tribunal. Y ello, de una u otra forma, también traerá consigo malas noticias para la reforma autonómica en nuestra tierra .
martes, febrero 06, 2007
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