martes, febrero 06, 2007

Luis Pousa, Un buen golpe de efecto

miercoles 7 de febrero de 2007
LUIS POUSA
CELTAS SIn FILTRO
Un buen golpe de efecto
BNG y CIG apoyan a Industria y piden un plan naval
El AVE Vigo-Ourense, en el 2012
El comité de Navantia- Fene: "Só se vende fume"
Europa aclarará si la SEPI puede renegociar
Gráfico: Conexión de alta velocidad gallega
Madrid podría encargar la sexta fragata 100 a la antigua Astano
Notable a Touriño en condiciones adversas
Zapatero convierte la Cidade da Cultura en un proyecto de Estado
Afinales de mayo de 2007 se celebrarán las elecciones municipales; meses después, en el primer trimestre de 2008, tendrán lugar las generales; y en el primer semestre de 2009 los gallegos serán convocados para participar en los comicios autonómicos. Durante ciento diez semanas seguidas, las fuerzas políticas gallegas y sus brazos afines someterán sus mensajes al maquillaje de la lógica electoralista, a fin de ganarse el apoyo de los ciudadanos y conseguir que estos no voten al adversario. Bajo esa simplicidad se cocinan, no obstante, estrategias en las que la dualidad participación/abstención se maneja a conveniencia de parte.
La reunión que ayer mantuvo, en La Moncloa, Emilio Pérez Touriño con José Luis Rodríguez Zapatero no podía entenderse al margen de la secuencia de elecciones apuntadas, de la confrontación entre el Gobierno y la oposición, y de la lucha, desleal a veces, que libran los nacionalistas por no quedar ensombrecidos por los socialistas. Tampoco podía pasarse por alto el programa electoral que Touriño se comprometió a cumplir.
Por tanto, en lo que afecta a cuestiones -caso del AVE, la Trascantábrica o Navantia Fene- cuya gestión corresponde al poder central, el presidente de la Xunta tenía que conseguir del jefe del Gobierno un trato, en los plazos y en el tiempo de gestación y ejecución de los proyectos, ajustado a las citas electorales. Y con mayor razón tratándose de inversiones que superan la legislatura.
Frente a los intentos de Pérez Touriño por llevar a cabo una política reformista y modernizadora, Alberto Núñez Feijóo suele dibujar mecánicamente un panorama muy pesimista, en el que el presente es peor que el pasado y mejor que el futuro. Con contumacia goebelsiana, intenta convencer a la opinión pública de que con el Gobierno bipartito las cosas van de mal en peor.
El monte arde irremisiblemente, las empresas se deslocalizan, los enfermos se hacinan a las puertas de los hospitales, a los niños gallegos los uniformizan al más puro estilo castrista, etc. Más que críticas bien fundamentadas, se trata de eslóganes que redundan en la idea del pasado fue mejor. Cuando, por el contrario, la economía registra los mejores datos en los cinco lustros de autogobierno, la sanidad pública no está peor que antes y no hace falta acudir a Cuba para ver escolares uniformados, de los que hay abundancia en nuestras ciudades y villas.
En el contexto descrito, era de suponer que Touriño no visitaba a Zapatero para regresar con las manos vacías. Y así fue. Según las versión del encuentro, ofrecida por el presidente de la Xunta, Vigo tendrá AVE directo a la Meseta por Ourense y, al igual que el resto de las ciudades gallegas, estará conectada con Madrid en cinco o seis años; los ministerios concernidos se volcarán en la lucha contra los incendios forestales; habrá nuevas transferencias; y Navantia Fene podría construir un nueva fragata, lo que le garantizaría cargo de trabajo para unos cuantos años, en el supuesto de que la privatización del astillero no sea posible hasta 2015.
Y, además de lo anterior, la sorpresa: la Cidade da Cultura será un proyecto de Estado.
La verdad es que Touriño lo tenía preparado para dar un buen golpe de efecto, y lo ha dado. Feijóo quizá tenga que replantearse si la estrategia de la nostalgia le favorece a él y perjudica a su adversario; o al revés.

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