viernes 23 de febrero de 2007
POR XAVIER NAVAZA
corresponsal en galicia
Las endiabladas "autopistas" del mar
Siguiendo el ronsel de Anxo Quintana, más madrugador en esta ocasión, el presidente Emilio Pérez Touriño admite que "tal vez" habría que ir pensando en exigirle al Gobierno de José Luis Rodríguuez Zapatero que transfiera a Galicia las competencias -plenas y dotadas con todos los medios necesarios- que Madrid, a más seiscientos quilómetros del mar, ejerce desde la noche de los tiempos con ansia de monopolio en materia de salvamento marítimo.
Se trata de una cuestión que forma parte del paquete de vindicaciones que socialistas y nacionalistas quieren hacer llegar a La Moncloa, tras el fracaso de la reforma estatutaria. Y además esta demanda formaba parte de una de las numerosas modificaciones que, antes del fiasco, integraba la modificación de nuestra carta autonómica.
Don Emilio y el joven Quin no lo tendrán nada fácil: se ha visto estos días con el affaire del Ostedijk -a todas luces desmadrado y agigantado por quienes quisieran ver una tragedia en cada embate del océano- cuyas sinuosas singladuras han venido a demostrar que el comportamiento del Gobierno central sigue siendo el mismo que antes y se cometen idénticos errores a la hora de la toma de decisiones y de la transmisión informativa. Prima el centralismo y vale más un adjetivo en la Meseta que un discurso al pie del litoral más castigado de Europa.
Y sin embargo, porque la realidad es históricamente tozuda, ningún otro lugar de la Unión, como Galicia y su torturada costa, necesita disponer de un ambicioso programa que vele por la seguridad en el mar. Incluido el puerto de refugio que, al parecer, nadie quisiera tener a menos de mil quilómetros de los muelles de su adorado pueblo.
El hecho de que anualmante, ante nuestro litoral, pasen decenas de millares de buques de gran tonelaje -con sus bodegas llenas de las mercancías más diversas y muy a menudo altamente peligrosas para la integridad del medio ambiente y de las personas- es una razón más que suficiente para que Galicia sea oída y debidamente atendida tanto por Madrid como por parte de Bruselas.
De entrada, porque la inmensa mayoría de esos buques trasladan productos fabricados en los enclaves industriales de los países más desarrollados del Norte de la Unión. Hace tiempo se hablaba incluso de la posibilidad de imponer una especie de peaje que, de algún modo, ayudase a paliar el impacto de esos buques sobre nuestras costas y las costas de Portugal. Soñar, claro, no costaba nada... y todo quedó en una sarta de divagaciones sin consecuencias.
El demoníaco devalar del Ostedijk debería servir para poner de relieve la difícil posición estratégica del finisterre de la UE y, por tanto, para reactualizar demandas históricas de nuestra tierra. Pero, ya verán, pasará el humo de los nitratos y todos regresaremos a los ámbitos de nuestros propios ombligos. Hasta que, otra vez, nos demos de bruces con esa especie de ruleta estadística que periódicamente busca la frágil diana de un pequeño país llamado Galicia.
COSAS DEL PODER
Las palabras de Solbes, el mutis de ZP
Pedro Solbes, vicepresidente segundo del Gobierno central y sumo hacedor de la política económica del Gabinete de José Luis Rodríguez Zapatero ha hablado. Y su voz ha sonado con todos los timbres del poder. Al tumbar literalmente cualquier posibilidad de que los astilleros Barreras construyan buques civiles en Perlío, no sólo desmiente los buenos deseos de ZP tras su reunión con Emilio Pérez Touriño en La Moncloa, sino que pone en un incómodo aprieto al Gobierno bipartito de Galicia .
viernes, febrero 23, 2007
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