VERÓNICA FORQUÉ"
Los actores también tenemos el derecho a decir lo que sentimos"
Juan Delgado
DOS GRANDES
Verónica Forqué vuelve a los escenarios en compañía de Santiago Ramos con "¡Ay, Carmela!".
Verónica Forqué, protagonista de "Ay, Carmela", mantiene que el capítulo de la Guerra Civil sólo se cerrará definitivamente cuando "amemos al prójimo como a nosotros mismos". 3 de febrero de 2007. La actriz madrileña, hija de un cineasta y de una escritora, vuelve a estar en la palestra. Ha vuelto a la cartelera madrileña interpretando un papel que no es extraño para ella. Ya hace 20 años, esta "chica Almodóvar", galardonada con un Goya por su actuación en una película del director manchego encarnó a Carmela. La protagonista de Ay Carmela, compañera de reparto de Santiago Ramos, no pierde nunca en su conversación ese tono consustancial a ella. Asegura el autor de la obra, José Sanchís, que reencontrarse con la Carmela originaria, Verónica Forqué, "tiene algo de insólito bucle temporal, de acontecimiento mágico". ¿Qué significa para usted este reencuentro con Carmela? Esas palabras del autor me hicieron muchísima ilusión cuando las leí porque podría haber dicho lo contrario: "¡Jo! otra vez esta mujer haciendo mi Carmela". Es una obra tan bonita y que me enriquece tanto siempre que la hago... Tengo mucha de suerte de reencarnar otra vez, 20 años después, a este personaje tan rico, emocionante, conmovedor y divertido como éste. ¿Qué aporta específicamente a este personaje? Todo lo que sé y soy como actriz, persona, mujer y madre. ¿De qué manera contribuye Santiago Ramos a esta función? Es un maravilloso compañero con el que tengo toda la confianza del mundo. La confianza es fundamental para trabajar a gusto en el escenario. ¿Qué sentimientos ha tenido cuando se ha puesto de nuevo ante el texto? ¿Los mismos o alguno distinto a cuando lo leyó por primera vez? Muy diferentes porque claro han pasado 20 años, muchísimo tiempo, y, claro, yo soy otra persona, más adulta y madura, a la que le han pasado muchísimas cosas, unas buenas y otras malas, que, sin duda, hacen que interprete este personaje de una manera muy diferente. ¿Cuáles son los valores de Carmela que más le atraen? Su compasión, su capacidad de compasión por los demás. ¿Qué hace falta para cerrar definitivamente ese capítulo de la historia que fue la Guerra Civil? Pues que cada uno de nosotros trabaje mucho en su propia casa y en su entorno. Conocer más para querer más al otro. Amar al prójimo como a uno mismo. Procurar ser buen cristiano, en definitiva. Yo lo intento cada día. No es nada fácil, pues lleva muchas vidas serlo. Y creo que los políticos también deben intentarlo, escuchándose y respetándose más, y haciendo un esfuerzo, empresa nada fácil, para ponerse en el lugar del otro. ¿Cómo concibe la memoria histórica? Para mí es algo necesario. Todo lo que surge de la voluntad popular no se puede despreciar. Hay muchos nietos que no han podido enterrar a sus abuelos con dignidad y alegría y celebrar en su honor una misa o una fiesta. Tienen derecho a hacerlo. ¿Hacen mal a alguien porque reclamen ese derecho? Pues yo creo que no. ¿Tiene sentido el protagonismo que han alcanzado los actores en el enfrentamiento político entre los dos principales partidos políticos españoles? Los actores somos ciudadanos como los demás, aunque evidentemente nuestras declaraciones tienen una mayor repercusión porque tenemos una proyección pública. Tenemos el derecho a decir lo que sentimos. ¿Qué le parece que desde algunos medios llamen a determinados actores "los titiriteros"? No, me encanta ser una titiritera. ¡Qué palabra más bonita! ¿Cómo consigue que su vida privada sea auténticamente privada? Bueno, es una cuestión de trabajo de muchos años. Desde que empecé a trabajar muy jovencita, tenía muy claro lo que quería hacer y no estaba dispuesta a que los periodistas se metieran en mi cuarto de baño. Y lo he conseguido. ¿Qué le ha supuesto trabajar en dos ocasiones con Almodóvar? Un regalo muy grande. Es una persona estupenda con un gran talento con la que es divertidísimo trabajar. He aprendido muchísimo con él. Le tengo un gran cariño y admiración. Y, además, trabajar con él ha supuesto para mí un salto profesional considerable. Me dieron un Goya por Kika. También lo ha hecho en dos ocasiones bajo la dirección de su padre, José María Forqué. ¿Qué le fascinaba más de él tanto en el plano humano como en el profesional? Sí, y en más ocasiones. La mayoría de las cosas que sé las he aprendido de él, no sólo a través de lo que me aconsejaba -ya sabe que habitualmente no hacemos caso de los consejos de los padres-, sino de lo que él era en su vida diaria. Y como actriz he aprendido muchísimo porque era un hombre con un gusto buenísimo. Lo adoro y lo tengo siempre en mi corazón, y espero que así sea todos los días de mi vida. Por cierto, ¿Qué le falta al cine español? ¿por qué no termina de enganchar con los espectadores? Tenemos una competencia muy grande de los norteamericanos a la que hacerle frente es muy difícil. Hay muy pocas películas que consigan vencer a ese potencial americano, pero no creo que seamos peores que ellos. Ellos hacen también películas muy malas. ¿Y el teatro sigue inmerso en su crisis endémica? Yo creo que no, que está viviendo un momento buenísimo, Pero es verdad desde que entré en la Escuela de Arte Dramático, siempre ha estado en crisis. Pues bien, que siga en crisis porque de ellas siempre se sale fortalecido.
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