viernes, febrero 02, 2007

Enrique de Diego, La tentacion totalitaria del PSOE frentr a la movilizacion ciudadana

La tentación totalitaria del PSOE frente a la movilización ciudadana
Enrique de Diego

A lo que estamos asistiendo es a la movilización de la sociedad civil, casi a su surgimiento. Y eso es algo que pone muy al Gobierno de Zapatero, empeñado en borrar toda disidencia.3 de febrero de 2007. Con frecuencia, grupos de ciudadanos conscientes, movimientos cívicos son los que lideran el debate, marcan la agenda y sacan a la gente de la calle, en defensa de grandes principios, que perciben en cuestión, incluidas la libertad personal, la convivencia y la supervivencia de la nación.Esa sociedad civil no se posiciona contra los partidos, ni está contra el Sistema, sino que convoca a todas las formaciones a acudir junto a ellos, como ha hecho el Foro de Ermua, respecto a la manifestación de Madrid.El Partido Socialista tiene la tendencia instintiva a situar a esa sociedad civil emergente como un simple tentáculo del Partido Popular e identifica las manifestaciones cívicas –también las que ha ido convocando la Asociación de Víctimas del Terrorismo- como emanaciones de la estrategia de Génova. Se trata, obviamente, de una simplificación y de un error de diagnóstico. Pero más allá del despiste en la forma, y del instinto de propaganda, tan acentuado en el Partido Socialista, lo que se atisba es una inquietante tentación totalitaria. La deslegitimación de la sociedad civil es siempre muy acusada en el totalitarismo, que parte de la idea del Estado-partido y que identifica a todo lo que se mueve con algún interés oculto de carácter directamente partidario.La sabiduría popular ha señalado siempre que uno termina pareciéndose a aquellas personas con las que se codea y el PSOE lleva demasiado tiempo en tenida con la banda terrorista para que no esté calando la participación en un mismo orden moral y se vayan estableciendo curiosas afinidades en la dialéctica amigo-enemigo.El fenómeno más importante que se está produciendo es, de hecho, la toma de conciencia de ciudadanía de un número cada mayor de españoles –orgullosos de serlo y que lo exhiben sin pudor- y la creciente fortaleza de músculo de los movimientos asociativos que canalizan la vitalidad de una sociedad civil, que muchos se empeñan, contra la evidencia, en considerar adormecida.

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