miercoles 7 de febrero de 2007
Pedagogía
TONIA ETXARRI
La polémica suscitada tras la entrevista publicada por 'The Times' con el preso de ETA De Juana Chaos atado a su cama para recibir la alimentación forzosa, ha arrojado la pregunta del millón en el mundo de los medios de comunicación: ¿Habría publicado usted, si hubiera tenido esa oportunidad, la entrevista de marras? Y la respuesta no puede ser otra que afirmativa. Se trata de un testimonio «objetivamente relevante», como ha señalado el presidente de la Asociación de la Prensa de Madrid, González Urbaneja, que ningún responsable de prensa, radio o televisión puede hurtar a sus lectores o audiencia.El problema de conciencia se plantea con el tratamiento que se le dispensa al entrevistado en cuestión. En realidad, ésta es una vieja polémica que tuvo su auge cuando los ministros de Interior de los primeros gobiernos de la Transición acusaban de «propagadores de los mensajes terroristas» a quienes entrevistaban, entrevistábamos, a los encapuchados de turno y se enzarzaban con los directores de los periódicos en un pulso interminable. El problema no es el 'qué', ni el 'por qué', sino el 'cómo'.Y ahí han resbalado los colegas de 'The Times' que siguen sin evolucionar, después de tantos años de engaño terrorista, al tratar a este preso como un héroe independentista, cuando de trata de un terrorista confeso que, gracias a la entrevista por cierto, nos permite conocer que sigue tan encantado de haber cometido los 25 asesinatos que pesan sobre su macabro historial. Por lo tanto, más trascendencia que la identidad del autor de la foto de este etarra es la categoría que le dan en la prensa internacional.Que a De Juana Chaos se le trate como a un revolucionario independentista no supone una novedad (como se encargan de recalcar quienes pretenden centrar la atención en los estragos que está provocando la huelga de hambre de este activista de ETA). Pero no por conocido, este calificativo político (que busca una exculpación de su responsabilidad como terrorista confeso y reafirmado) deja de suponer un escándalo porque se trata de una manipulación del concepto. No estamos hablando de un gurú pacifista confuso después de los primeros años de herencia del franquismo, sino de un terrorista que no sólo no se arrepiente de sus 25 asesinatos sino que expuso por escrito su deseo de llevarse por delante un puñado de magistrados. Esta manipulación de los términos, cuando se trata de la lucha contra ETA, no acaba de evolucionar, a pesar de la experiencia.Cuando se trata de los medios de comunicación europeos deberían tener el coraje de hacer pedagogía contra el terrorismo. De lo contrario, las generaciones posteriores acabarán confundiendo a De Juana Chaos con el Dalai Lama.t.etxarri@diario-elcorreo.com
martes, febrero 06, 2007
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