lunes 26 de febrero de 2007
Zapatero y el odio
EL comercio y las semillas del odio son temas recurrentes en Europa y las Américas, asociados a las políticas antiterroristas del Gobierno, dentro y fuera de España.
En Londres, el Observer estima que la huelga de hambre de De Juana Chaos «es un intento de presionar, para que reabra su diálogo con ETA, a pesar del atentado en el aeropuerto de Madrid». Y Salvador Ulayar, que vio de adolescente cómo unos etarras asesinaban a su padre, antiguo alcalde vasco, declara al Observer: «Zapatero ha reabierto viejas heridas. Nos dijeron que fuésemos pacientes, que el Estado detendría y juzgaría a los asesinos. Y ahora es Zapatero el que nos dice que dará a los criminales lo que ellos quieren». El Observer afirma: «Hemos podido saber que el Gobierno socialista, en secreto, ha dejado abiertos los canales de comunicación con Batasuna, para volver a negociar».
A la espera de acontecimientos, Clarín, en Buenos Aires, se limita a comentar por lo menudo los estallidos de violencia callejera en Bilbao. Por su parte, La Nación bonaerense también habla de «graves disturbios», que dan una imagen negro azabache de la tensión. En Londres, la BBC se limita a constatar: «A una gran mayoría de españoles les preocupa la posible liberación de un hombre responsable de 25 asesinatos».
En la escena internacional, Al Qaida y Kosovo también se perciben indisociables de los problemas españoles y los mercados del odio. El New York Times afirma que la OTAN ha subrayado su «firmeza» ante las posibles tentaciones secesionistas de Kosovo, en la misma línea de las más hondas inquietudes diplomáticas españolas. Sin embargo, el Telegraph londinense sitúa a España en el grupo de países de antiamericanismo más a flor de piel, junto a Rusia, China, Irán, Cuba o Francia. En París, International Herald Tribune insiste en una ofensiva primaveral de Al Qaida en Afganistán y Europa.
Juan Pedro Quiñonero
REVISTA DE PRENSA
domingo, febrero 25, 2007
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