jueves, febrero 08, 2007

Oscar Molina, Oleguer

viernes 9 de febrero de 2007
Oleguer
Óscar Molina
P ARA los no aficionados al fútbol creo necesario aclarar que Oleguer Presas es futbolista, defensa del F.C. Barcelona, aunque es muy posible que muchos de los amantes del balompié tampoco lo sepan, pues la irrelevancia futbolística del chavalote es ciclópea. Oleguer es un futbolista mediocre. No diré que es malo, porque formar parte de la primera plantilla del Barça no está al alcance de cualquiera, pero no creo exagerar si afirmo que, dentro del nivel supuesto al fútbol profesional, nos hallamos ante un jugador ramplón en el que nada se puede destacar. Es uno de tantos y tantos que comienzan su carrera sin hacer ruido, la viven sin alardes de ninguna clase, y la terminan sin pena ni gloria dedicando un instructivo homenaje a la insignificancia. Uno más. Pero este muchacho, aparte de futbolista gris, es un intelectual. De esos presuntos cultos engreídos que se escuchan al hablar. Es más, yo diría que si su talento futbolístico fuese parejo a su autoestima, estaríamos sin duda ante el nuevo Maradona. Y creo modestamente que el ejemplo del astro argentino está bien traído, porque es un buen prototipo de tantos futbolistas a los que les ha dado por hacer un impudorosa exhibición de facetas personales que resultan patéticas. Maradona, eso sí, jugaba al fútbol como los ángeles, y Oleguer es un paquete. Como todo intelectual que merezca tal calificación, Oleguer es de izquierdas, una especie de héroe para gente como Inma Mayol, esa “progresista-Dom Perignon” que derrocha tanta simpatía por los okupas como apego tiene a sus cargos y prebendas oficiales. Hace como un año, el defensa del Barça se atrevió con la pluma escribiendo un libro al que puso la etiqueta de “antisistema”. Y la verdad, de eso nada. Más bien al contrario, porque conocidos algunos extractos de la obra, más bien parece que su encaje en el sistema es perfecto, y su candidatura a presidir el CAC cuando cuelgue las botas un hecho. No lo he leído, pero han transcendido piezas inigualables de capacidad para la mezcla de churras y merinas, que hacen del último triunfo liguero culé una suerte de venganza por la caída de Barcelona durante la Guerra Civil; o inéditos ejercicios del chiste vulgar y de mal gusto que titulan de “recordman” de salto de altura a Carrero Blanco. No apostaría yo porque que el libro se haya agotado en su primera edición, y tengo para mí que a Oleguer le sigue dando más dinero el fútbol que la literatura. Con gente como él sorprende la capacidad de la horterada para ser original, pero no menos que su abundancia. Es más, si la cursilería fuese energía, el cambio climático no sería problema, porque hay auténticos filones. Y si no, lean este párrafo del libro de Oleguer, aclamado internacionalmente: "Nos habíamos convertido en un ejercito de alegría que finalmente podía hacer frente a aquel golpe bajo. Nos imaginaba parando sin problemas la embestida de los tanques, contestando con himnos sus balas, respondiendo con risas la ira fascista de aquellos militares." "La Diagonal era terreno nuestro y los tanques iban reculando a medida que nos acercábamos. El país entero hacía presión contra los que 66 años atrás habían aplastado a nuestro pueblo”. Este canto a la pedantería no es un relato bélico; es lo que sale por el desagüe de algunas cabezas para contar lo que sienten durante el desfile en el que el Barcelona celebra un título de Liga. Espeluznante. Azuzado sin duda por el escaso protagonismo que le da el fútbol, el muchachote ha decidido volver a escribir. Esta vez lo ha hecho en el diario Berria, al que ETA manda sus comunicados, para mostrar su apoyo al etarra De Juana Chaos, ese anoréxico penitenciario que disfruta con el sufrimiento ajeno. Para Oleguer no parece relevante que De Juana, auténtico “pichichi” de ETA con 25 muertos a sus espaldas, brinde con champán por el asesinato de dos padres de familia. Para él no es ése el meollo de la cuestión, y los que no estamos a su altura intelectual no alcanzamos a comprender que lo que realmente pretende es formular sus dudas acerca del Estado de Derecho. Asqueroso. Repugnante, porque Oleguer ha entrado ya en el lado tenebroso, y sus chuminadas han dejado desde este momento de tener gracia para pasar al terreno de lo inadmisible. Si a Oleguer el pasado de De Juana, su carencia de arrepentimiento y sus actitudes hacia las víctimas de ETA no le hacen reflexionar sobre la inoportunidad de su artículo, es que está enfermo. Y no es de menisco. No lo entiendo. Porque una cosa es tener una ideología política determinada y otra ponerse al lado (de manera puede que involuntaria pero harto culpable) de los que han matado a cerca de 900 personas en España con parecidos argumentos sobre el Estado de Derecho a los que Oleguer plantea. Una cosa es meterse en el charco de escribir un libro ridículo que sólo sirve para mostrar hasta dónde puede llegar el odio inoculado en una mente más o menos avisada, y otra muy distinta pisar una mierda. Y me temo que Oleguer ha pisado una muy grande. Y como no creo que sea malo, sólo me cabe llegar a la conclusión de que es tonto. Un tonto muy especial, un tonto con maneras, uno de esos tontos que ni siquiera alcanzan a comprender el daño que hacen, pero un tonto al fin y al cabo. Todavía recuerdo la jugada del segundo gol del “Atleti” en el Nou Camp el año pasado, en la que Petrov le hace un traje al literato, arrancando dos metros detrás y acabando dos por delante. “Peazo” futbolista este Oleguer. Mejor que escriba..

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