sabado 3 de febrero de 2007
LUIS POUSA
CELTAS SIN FILTRO
Una creencia absurda
El portavoz de Competencia de la Comisión Europea opina, al igual que el presidente de la SEPI, que Navantia-Fene no podrá dedicarse a la construcción civil, aunque se privatice, hasta el año 2015. Es más, Jonathan Todd participa de la idea, ya manifestada reiteradamente por Enrique Martínez Robles, de que esa cláusula -secreta, confidencial o como gusten llamarla- aparece en un documento, que no es el documento a la vista sino el de la trastienda, y debe ser cumplida al pie de la letra. Lo cual, de ser cierto, es una chapuza jurídico-administrativa, además de, ironías de la burocracia, una contradicción terminológica, pues en el texto oficial del acuerdo no aparece reflejada tal cosa.
Bien, aceptemos, que en su momento, en el año 2004, hubo que hacer filigranas para salvar, con el tiempo de la prórroga ya vencido, a los astilleros públicos de la ría de Ferrol. Pero, cuando menos cabe preguntarse, ¿por qué ese acuerdo de marras, reflejado, al parecer, insisto, en dos documentos distintos, luego uno a la luz y el otro a oscuras, no puede ser renegociado?
Pues, según se desprende literalmente de las declaraciones de Martínez Robles, porque, de lo contrario, Bruselas no consideraría serias a las autoridades españolas. Según Todd, porque los compromisos están para cumplirse. Es bien cierto que entre sastres no se pagan hechuras; ambos personajes mantienen el mismo discurso interpretativo de la situación como si fuese una foto fija o algo que ha de ser asumido como inamovible. Una creencia así no es aceptada en ningún Estado miembro de la UE.
Las circunstancias cambian, y roza el absurdo ese empecinamiento ortodoxo en sacralizar no un acuerdo, sino aquella parte del mismo -no publicitada- que impide que una zona como Ferrol, sometida desde mediados de los años ochenta a continuos recortes de su tejido industrial, recupere inversión y actividad en un negocio -el de la construcción naval- bien conocido y para el que todavía dispone de capital humano abundante y unas instalaciones aceptables.
En otras palabras, nada más sensato que todas las partes implicadas en el asunto se sienten a analizar el nuevo escenario que se abriría, en el supuesto de que el grupo Barreras, con el apoyo de las dos cajas de ahorro gallegas, se instalase en Perlío. Frente a esa apuesta, los argumentos esgrimidos hasta hora por el presidente de la SEPI y el portavoz de la Comisión Europea son meros formulismos, deudores de criterios que permanecen ajenos a los cambios provocados por acontecimientos y dinámicas antes no previstas, más dignas ahora de ser estudiadas.
La potencialidad del naval gallego no puede ser rehén de un documento que le impide readaptarse al mejor escenario real posible. Pero, por similar razonamiento, tampoco deben ser descartadas, de antemano, otras iniciativas (parecidas o distintas) que vayan en el sentido de reconfigurar en Ferrolterra una integral industrial cimentada con proyectos con futuro. De eso se trata.
Por tanto, lo que se precisa es tender puentes propicios al diálogo. Y malamente eso puede conseguirse calificando de "trilero" y "mentiroso" al presidente de la SEPI o echándole leña al fuego de la discordia entre socialistas y nacionalistas, con el deseo de que los socios en el Gobierno gallego se líen entre ellos a bofetadas. Lagarto, lagarto.
viernes, febrero 02, 2007
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