martes, febrero 20, 2007

Luis Pousa, La suerte de un PXOM

miercoles 21 de febrero de 2007
LUIS POUSA
CELTAS SIN FILTRO
La suerte de un PXOM
No es muy normal que las discrepancias técnicas, a propósito del Plan Xeral de Ordenación Municipal, entre el Ayuntamiento de Vigo y la Consellería de Política Territorial se ventilen en los medios de comunicación. Entre otras cosas, porque el espacio mediático, con unas elecciones locales a la vuelta de la esquina, no es precisamente el lugar más idóneo para actuar como un espacio de mediación, que favorezca el acercamiento entre los profesionales que entienden de la materia urbanística en cuestión.
La competición sigue gravitando aparentemente sobre la competencia de los técnicos, y, sin embargo, el debate de marras está alentado en términos de un objetivo claramente político, marcado desde el equipo de gobierno municipal y apoyado por otras instancias, inmobiliarias y vecinales, de la ciudad: conseguir que el PXOM sea aprobado antes de la fecha de la consulta electoral. Lo que, a su vez, le permitirá a la alcaldesa Corina Porro hacer una campaña dirigida a que el votante identifique el Plan como una victoria de la candidata popular, independientemente del mayor o menor grado de sutileza con la que aquélla sea planteada.
Desde esa posición, cualquier movimiento de Política Territorial, que obligue a introducir modificaciones en la propuesta de planeamiento, tiende a ser interpretado por el gobierno vigués, y los grupos de interés con él alineados, en clave de un obstruccionismo premeditado por parte de la Consellería, cuyo fin sería privarle al PPdeG de una importantísima baza electoral, al provocar retrasos en la aprobación del PXOM.
Esté fundamentado en hechos o sea puro tacticismo preventivo en pro del objetivo señalado, el caso es que ese clima de desconfianza está ahí, ha trascendido a la opinión pública y gravita sobre Política Territorial en forma de una conclusión que, a priori, pretende imponerse como irrefutable: si la Consellería no aprueba el Plan antes de las elecciones es porque quiere perjudicar a la candidata popular Corina Porro. En esa interpretación, aunque sin citar expresamente a la alcaldesa, abundan los promotores inmobiliarios, que han acordado presentar un recurso de reposición contra la negativa de la Consellería a aprobar el PXOM, y las federaciones de vecinos, que han convocado para el próximo sábado, en Santiago, una manifestación contra la Xunta, jaleada por promotores y constructores.
La perversidad argumental de esta formulación resulta claramente ofensiva para la institución autonómica, al deslegitimar de antemano su papel, decida lo que finalmente decida: si el Plan obtiene el visto bueno, Política Territorial corre el serio riesgo de ser acusada de claudicar a las presiones referidas; si no lo obtiene, Política Territorial será acusada de operar, con criterios electorales, en contra de la candidata del PPdeG.
Pareciera que la Administración autonómica lleva todas las de perder. Sin embargo, no tiene por qué ser así. La suerte del PXOM no debe supeditarse a una refriega electoral ni a aquellas otras cuestiones ocultas bajo ese disfraz. Con dicho proyecto, lo que se juega Vigo no es el color de una alcaldía, sino si el desarrollo de la ciudad debe someterse a los intereses de una economía inmobiliaria, como insinúa Aproin, o comprometerse con una economía urbana sostenible. Ése es el debate, y no lo otro.

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