martes, febrero 20, 2007

Libertad de mercado y crecimiento

miercoles 21 de febrero de 2007
Libertad de mercado y crecimiento
UN informe elaborado con el máximo rigor científico sitúa a España en el puesto 27 en el escalafón de libertad económica mundial. La clasificación está encabezada por Hong Kong, Singapur y Australia y se sitúan en la cola, de forma significativa Cuba y Corea del Norte. Entre los miembros de la UE, los países del norte ocupan posiciones mucho mejores que los del sur; por citar dos ejemplos relevantes, el Reino Unido está en sexto lugar mientras que Francia aparece en el puesto 45. Las variables que se han tomado en cuenta (libertad de negocios, monetaria y financiera, gasto público y nivel de corrupción, entre otras) ofrecen criterios muy precisos sobre las ventajas y desventajas de cada una de las economías analizadas. En pleno siglo XXI nadie pone en duda que la economía de mercado presenta resultados mucho más eficientes a la hora de crear y distribuir la riqueza que cualquier fórmula autoritaria y proteccionista. De ahí la necesidad de que la política económica se ajuste a las reglas que garantizan la propiedad, la seguridad jurídica y la liberalización de los mercados. Puesto que el informe está patrocinado, entre otras instituciones, por la fundación FAES -directamente vinculada con el PP- es interesante el reconocimiento de que el gobierno socialista no ha dilapidado la herencia de su antecesor en materia económica. Los ciudadanos se preguntan por qué la sensatez en esta gestión que ha permitido seguir creciendo y ha fortalecido la posición de nuestras empresas no se aplica a otros terrenos como la lucha antiterrorista o la organización territorial.
España mejora posiciones y registra un avance de más de diez puntos en la última década. Sin embargo, falta mucho por hacer si se propone como objetivo alcanzar a los países más avanzados de la UE, como son, además del ya citado Reino Unido, Irlanda y Luxemburgo. Nuestro país obtiene un índice de 70.9 sobre 100, pero flojea en exceso en determinados ámbitos. La «libertad laboral» alcanza sólo 52.7, lo que demuestra la existencia de un mercado de trabajo rígido y avala la tesis de que los tiempos de bonanza son los más adecuados para abordar reformas estructurales. El gasto público resulta excesivo y la corrupción aflora en los últimos tiempos, con escasas perspectivas de mejora a corto plazo. Tampoco hay que desdeñar los riesgos que conlleva una eventual ruptura de la unidad de mercado. En el plano positivo, las libertades financiera y monetaria alcanzan puntuaciones comparables a los sistemas europeos más avanzados, aunque lejos todavía de los «dragones» asiáticos y también de los EE.UU (primera economía del mundo, que alcanza en esta tabla un notable cuarto puesto). Estamos mejor que otros países mediterráneos, pero quedan todavía muchos deberes por hacer y conviene ponerse cuanto antes manos a la obra.

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