viernes 23 de febrero de 2007
Como niños y encima irresponsables
Ernesto Ladrón de Guevara
G RAN fracaso en el Referéndum sobre el Estatuto Andaluz. Una consulta de esa naturaleza con casi siete de cada diez ciudadanos sin acudir a las urnas es una censura en toda regla a la clase política. A unos más que a otros, es cierto, pero es un toque de atención severo al conjunto de los partidos. Es una advertencia de los ciudadanos que se expresan de esa manera para decir que ya están hartos de tonterías. Estamos hasta cierta parte innombrable de las chorradas de unos mediocres que han abandonado la ideología que daba algún sentido a la acción política para disfrazarse de sucedáneos de un populismo pseufederalista que tiene poco de federalizante, menos de igualitario y bastante de nacionalismo paleto de zambomba. ¿Es posible que no se den cuenta? ¿O acaso están en una huída hacia delante por tener roto el engranaje de la marcha atrás? Alguien debiera dimitir aunque sólo fuera por pundonor. O al menos, declarar a este Estatuto de psicodrama, que tiene un respaldo ciudadano ridículo, en cuarentena, por anemia aguda. No es serio, no es lógico y no es legítimo dar carta de naturaleza a un Estatuto de Autonomía con realidad nacional incluida con una abstinencia de votos como el de las urnas del pasado fin de semana. Pero, todo lo contrario, en lugar de reconocer errores, con humildad y actitud reverencial al respetable pueblo, los ínclitos se dedican a lanzarse dentelladas al cuello contrario, acusando de ser el otro el causante del entuerto. Me recuerda al patio de mi colegio, cuando jugando con el balón rompíamos el cristal de la clase, y ante la amenaza de la colleja del fraile, acusábamos al que estaba jugando a las canicas. Es un espectáculo denigrante para la credibilidad de la política y de los políticos. Aquí hay un culpable principal, que es el Sr. Chaves y Zapatero en primer plano, que se han empeñado en demostrar quien la tiene más larga en clave de disgregación y volatilización del Estado nacional, para vendernos la moto de la nación de naciones que es como decir la casa de las casas o el barrio de los barrios. Pura tautología, o si se prefiere oximoron. Sr. Chaves y Sr Arenas. Dejen de acusarse de lo que es un esperpento. Ambos tienen su culpa. Unos por promover el escarnio, y los otros por ceder, aunque fuera de forma testimonial al mismo. El Partido Popular tiene la costumbre de echar pelillos a la mar en temas aparentemente intrascendentes que tienen un fuerte calado de fondo aunque los efectos sean diferidos. Y los socialistas Blanco, Chaves y demás contubernio debieran tener algo de sentido del ridículo, pues acusar a los populares de haber sido la causa de la abstención es tanto como reconocer un influjo y una capacidad de movilización de voluntades que ya quisieran... Lo que ambos partidos tendrían que hacer es reflexionar por qué en Cataluña, Andalucía y otras que llegarán si nadie pone un remedio, los ciudadanos optan por la abstención. Ahora es el momento para pensar un poquito el por qué la política están desprestigiada, pues no atiende a las necesidades de los individuos, de las personas, sino que se dedica a la semiótica y a la simbología de campanario. Así no vamos a ninguna parte.
jueves, febrero 22, 2007
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