miercoles 21 de febrero de 2007
EL JUICIO DEL 11-M
La verdad está en el sumario
JOSÉ MARÍA CALLEJA
La verdad está en el sumario. El juicio es para esclarecer la responsabilidad de los criminales que perpetraron la matanza. Repetir lo obvio es tan cansado como necesario. No se han cumplido aún tres años del atentado más grave de la historia de la democracia española y ya tenemos sentados en el banquillo a los 29 presuntos responsables de la matanza. Son terroristas islamistas, que eligieron España porque en este país es donde más terroristas islamistas han sido juzgados y condenados, porque en su imaginario delirante aquí hay una porción de tierra que ellos reivindican, porque el Gobierno anterior había metido a nuestro país en la guerra de Irak. Los servicios de inteligencia españoles habían alertado de las intenciones de los terroristas islamistas respecto de España desde 1998. El Departamento de Estado de EE UU, la CIA, el FBI; la Policía alemana, la francesa, la inglesa, la italiana, la de todos los países en los que se ha investigado el terrorismo islamista acreditan que son los islamistas los autores de la matanza. Los propios islamistas se han responsabilizado de este atentado después de haberlo anunciado, programado y diseñado.Un juez honrado y una fiscal honrada, dos buenos profesionales, han trabajado hasta el agotamiento en este sumario, que no habría sido posible sin la eficacia de la Policía española, sin su celeridad y profesionalidad. Las pruebas en contra de los procesados son abrumadoras y no se ciñen solamente al explosivo empleado, hablan de informaciones sobre las redes del terrorismo islamista asentadas en España, de los movimientos y contactos de los elementos que formaban parte de esas redes, y que en algunos casos ya eran conocidos por la Policía española.Frente a la verdad del sumario, está la mentira. En el atentado del 11-M se han volcado decenas de mentiras. Mentiras, medias verdades, datos sacados con fórceps, intoxicaciones que salen gratis a quienes las propalan y que, cuando son desmentidas por la realidad, no se consigue que quien las defendió como la verdad inapelable esboce siquiera una leve autocrítica o rectificación.Aquí se ha mentido y manipulado sobre cuestiones tan peregrinas como afirmar que existía en la furgoneta de marras una tarjeta de un directivo de las cooperativas de Mondragón, que luego se convirtió una cinta de la Orquesta Mondragón, grupo musical que, como todo el mundo sabe, forma parte del comando Madrid de la cosa. Cuando se vio la rotunda falsedad de ambos inexistentes hallazgos, y lo que se encontró fue una tarjeta de unas gráficas regentadas por un ultra -también partidario de la patraña de la conspiración-, ninguno de los manipuladores rectificó; se pusieron a buscar otra mentira. La encontraron en el ácido bórico, eficaz para combatir el olor a pies y mantener el marisco fresco. Otra vez, toneladas de tinta y papel gastadas en establecer un nuevo delirio que pudiera vincular a los terroristas islamistas con la cosa. Otra mentira, otra intoxicación, otra vez sin rectificación. Se ha llegado a publicar que no existía una mochila con el explosivo intacto que no llegó a explotar, que el tal macuto era obra de la Policía, que lo había introducido torticeramente. Nueva mentira con idéntica y nula autocrítica.La lista es interminable. La mentira de moda ahora es la del explosivo. Se ha demostrado por los peritos que el explosivo que salió de la mina asturiana es el mismo que se encontró en el lugar de la matanza, en la mochila que no explotó, en el piso de Leganés -donde se suicidaron parte de los asesinos-, y en las vías del AVE contra el que se intentó atentar días después del 11-M. Da igual. Se dice que hay un componente, DNT, que ya no forma parte de la goma dos-eco. No importa que antes sí formara parte de ese explosivo y que, al fabricarse el nuevo en los mismos depósitos, queden trazas de él. Es como si en una bolsa de cacahuetes le entra a usted una pipa de calabaza. A usted, el fabricante le dirá que ha comprado cacahuetes, pero es que en la misma planta se empaquetaban antes pipas y es normal que alguna se cuele.Frente a la contundencia del sumario existe la patraña que pretende poner en cuestión al juez -le han dicho que no servía por miope-; a la fiscal, linchada por los ultras; a la Policía, de repente sospechosa para los que tanto presumen de defenderla. Resulta curioso -y doloroso, la verdad- ver cómo gente que tendría que defender a la Policía siembra sospechas sobre su profesionalidad o la acusa de haber mirado para otro lado. Lamentable.Una vez más la crispación. Unos porque la mentira y el amarillismo venden más que la verdad, y los otros, porque todavía no han asumido su derrota, porque siguen en puestos de responsabilidad los culpables de esa derrota y porque su única obsesión es demostrarse a sí mismos, y tratar de demostrarnos a los demás, que tenían razón y que no lo hicieron tan mal. Amarillismo y rencor hermanados en el fomento de la crispación.En medio de este torbellino, recordemos lo obvio: el juicio se hace para castigar a los culpables, para reparar, en la medida de lo posible, a las víctimas, para encontrar la verdad, que está en el sumario y no fuera de él, como algún intoxicador sostiene
martes, febrero 20, 2007
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