domingo, febrero 04, 2007

El himno de España no es patrimonio institucional, sino de la nacion

El himno de España no es patrimonio institucional, sino de la nación
Santiago Abascal

Ha soliviantado a algunos portavoces socialistas el uso -lo llaman apropiación- de la Marcha Real en la marcha del sábado. Más debería preocuparnos su renuencia a utilizarlo.

5 de febrero de 2007. Los sones de la Marcha Granadera dieron fin a la manifestación convocada por el Foro Ermua. Una multitud, a caballo entre el respeto y la emoción, permaneció erguida escuchando el himno nacional, habitual e injustamente confinado en los actos oficiales, normalmente militares. Las notas del himno de España fueron el colofón, la guinda, de una manifestación patriótica en contra de la negociación con el terror separatista. Por eso, nuestro himno fue el resumen de la manifestación, su esencia, su mensaje. En él concentramos nuestras lágrimas, nuestro orgullo y nuestra esperanza como españoles. A López Garrido, portavoz del PSOE en el Congreso de los Diputados, le ha escocido especialmente el uso del himno de todos los españoles en esta manifestación y ha dicho literalmente que "se han querido apropiar de la idea de España, se quieren apropiar de la lucha contra el terrorismo, de la bandera y ahora también del himno". E incluso ha ido más allá insinuando una posible ilegalidad en el uso del himno fuera de los ámbitos oficiales -militares, monárquicos o deportivos- al afirmar que se usó "contraviniendo el espíritu de una norma dictada por el Gobierno Aznar en 1997 sobre utilización del himno nacional". Pues resulta que algunos llevamos largo tiempo –según la caprichosa y estúpida interpretación del portavoz socialista- contraviniendo tal decreto porque la Fundación para la Defensa de la Nación Española (DENAES) da fin a cada uno de sus actos de presentación con las notas del himno de España y el público asistente puesto en pie. Da la impresión de que eso es lo que más molesta a algunos dirigentes socialistas que, alejados del pueblo español y de sus votantes –e incluso de los reporteros que ayer, soltando sus cámaras, se cuadraban escuchando nuestro himno-, no se identifican con la idea de España, detestan sus símbolos y quieren convertir su uso en ilícito. Lo esencial, en cualquier caso, es la correcta interpretación de la manifestación del sábado, auténtica marea rojigualda que concluyó de un modo apoteósico con el himno nacional interpretado ante la multitud más numerosa que probablemente lo haya escuchado conjuntamente en la Historia de España. Eso es lo esencial de la manifestación, que el pueblo español se resiste a morir, que la sociedad española se opone a la negociación con los mafiosos que quieren trocear nuestra patria, que España se sabe una gran Nación. Por eso resulta desesperante e inaudito que algunos líderes políticos quieran hurtar al pueblo aquello que le pertenece. Ya lo hicieron con nuestra soberanía –no olvidemos el Estatuto catalán- y ahora nos quieren prohibir el uso civil de nuestro himno: de la Marcha Real Española. Han de saber quines quieren cometer ese latrocinio que la bandera nacional y el himno de España no son patrimonio institucional sino que pertenecen a la Nación Española. Que un Decreto indique dónde ha de usarse obligatoriamente no limita, ni impide, ni restringe, ni prohíbe su uso al pueblo, a la nación, aunque algunos así lo quisieran. Debe ser la culpabilidad de aquellos que impulsaron una manifestación sin un solo símbolo de España y en la que no se tocó el himno nacional por una razón sencilla: quienes convocaron aquella marcha querían apoyar la política de rendición del presidente del Gobierno asociada a un proceso de desmantelamiento del Estado español y de negación de la Nación Española. Ahí está el contraste, la diferencia. En la histórica protesta del sábado nuestra pancarta fue la bandera de España y nuestro mayor grito el himno nacional. Algunos lo han escuchado y les duelen los oídos.

No hay comentarios: