jueves, enero 11, 2007

Manifiesta confusion

viernes 12 de enero de 2007
Manifiesta confusión

El bochornoso espectáculo a que ha dado lugar la intencionada ambigüedad del lehendakari Ibarretxe y su empecinamiento al convocar una manifestación para mañana con el lema 'Por la paz y el diálogo', lo que propició que Batasuna decidiera sumarse a la movilización, se une a una descorazonadora secuencia de despropósitos que desembocarán este sábado en sendas muestras de confusión y desunión, en Bilbao y en Madrid. Fueron muchas las voces que discreparon del lehendakari advirtiéndole de que no se le podía escamotear a la sociedad vasca la posibilidad de condenar expresamente el crimen de ETA, así como la oportunidad de solidarizarse con las víctimas por él causadas, bajo el disfraz de unas palabras que, como de hecho ha sucedido, podrían ser suscritas incluso por quienes dan cobertura al terrorismo. El propio lehendakari tenía razones para temer que, como le ocurriera en diciembre de 2004 con la votación de su plan en el Parlamento vasco, la izquierda abertzale podría sumársele a un eslogan que admitía innumerables interpretaciones. Pero lo que resulta aún más indignante es que tuviera que ser el oportunismo de la izquierda abertzale lo que obligara ayer a Ibarretxe a hacer lo que no quiso hacer a requerimiento del PSE-EE, el PP o Gesto por la Paz: modificar tan ambivalente lema. Al añadirle la frase 'Exigimos a ETA el fin de la violencia' el lehendakari trató de eludir la incómoda compañía de Batasuna en la manifestación de mañana. Pero debió recordar mucho antes que es la ciudadanía la que espera de sus instituciones un liderazgo sin equívocos para terminar con la banda terrorista para siempre. Un liderazgo que hoy se ve afectado en el caso de la primera institución de Euskadi cada vez que su titular trata de orientar el anhelo de una sociedad que desea el final inmediato y definitivo de ETA hacia las aspiraciones contenidas en su proyecto soberanista.Por su parte, la decisión del Partido Popular de no secundar la llamada a la manifestación de mañana en Madrid constituye una mala noticia que confirma y agudiza la división existente al hacer frente al desafío etarra. La indisposición mostrada por los convocantes para aunar posturas puede explicar la negativa popular. Pero ni la exigente actitud de los primeros justifica la negativa de los segundos a añadir la palabra 'libertad' al lema propuesto, ni la cerrazón de los segundos exime al PP de la responsabilidad en que incurre. Muchos serán los que piensen que detrás de tan fútiles razones se ocultan deseos inconfesados, por inconfesables, de aprovechar la trágica circunstancia para mantener distancias. Sólo cabe desear que el desarrollo de las movilizaciones y las valoraciones que hagan quienes se han negado a sumar sus siglas a las de los convocantes no contribuyan a la crispación de tan deplorables desavenencias.

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