lunes, enero 08, 2007

GEES, ¿Quien manda en George Bush?

martes 9 de enero de 2007
EEUU
¿Quién manda en George W. Bush?
GEES

En George W. Bush, como le ocurre a tantos otros líderes, sólo manda él mismo. Tal vez por eso, en el plan para Irak que está a punto de anunciar no contentará a nadie salvo a su propia conciencia.

George W. Bush es el presidente de los Estados Unidos de América. Y lo sigue siendo a pesar de que los republicanos perdieran su mayoría en ambas cámaras del Congreso tras las elecciones del pasado 7 de noviembre. Ese es un dato pequeño, aunque muy importante, que tiende a ser olvidado no sólo por parte de los más aguerridos y radicales demócratas norteamericanos, sino por la mayoría de analistas y comentaristas europeos que sueñan con poder celebrar la derrota del actual inquilino de la Casa Blanca, a quien confunden con Lucifer.
George W. Bush es un presidente republicano, pero no responde al perfil tradicional de los conservadores de Estados Unidos. De hecho posiblemente no lo sea, a pesar de que se le caricaturiza como un tejano de la América profunda, temeroso de Dios y ultraconservador. Quizá el comentarista de la Fox y editorialista del semanario neoconservador Weekly Standard, Fred Barnes, sea quien mejor ha comprendido la compleja personalidad de Bush hijo, muy lejos en realidad de los tópicos a los que se le asocia. El título de su libro, Rebel in Chief, es más que expresivo. Bush se escapa al patrón del republicano medio. Y lo ha demostrado con su conservadurismo compasivo, la expansión del presupuesto o la política sobre la emigración.
George W. Bush es un presidente que no sigue tampoco los patrones de los viejos realistas que trabajaron para su padre. Los Baker, Scowcroft y demás. Es más que seguro que Bush no es un ideólogo, pero los pocos principios que tiene, como recomendó en su día Ronald Reagan, los tiene muy claros. De eso no cabe duda alguna. ¿Casualidad que coincidan en gran medida con lo que creen los temidos neoconservadores? La Historia lo aclarará en su día pero, hoy por hoy, como ya anunció el articulista del Washington Post, Charles Krauthammer, el principal neocon estadounidense se llama George W. Bush. No porque tenga el mando, sino porque su política es el reflejo del ideario neoconservador.
En George W, Bush, por mucho que lo ansíen sus detractores europeos, no mandan los demócratas. Y aún menos sus radicales portavoces en el Congreso. Sus señorías poco pueden oponer ante el ejecutivo salvo privarle de los fondos necesarios para alimentar su políticas exterior y de seguridad y, en eso, tienen poco margen de maniobra. Es más, se encuentran frente a un presidente consciente de que su tarea, y a la vez su legado, estriba en dejar el camino expedito para una gran transformación del Oriente Medio, que no puede presentar a una nueva reelección y al que le quedan solo dos años para corregir sus propios errores y dejar una herencia menos discutible. Hay que recordar que, a diferencia de lo que pueda suceder, por ejemplo, en la pintura, donde un Van Gogh se consolaba pensando en la posteridad, en política los resultados tiene que alcanzarse de inmediato si se quiere ser alguien apreciado.
En George W. Bush, como le ocurre a tantos otros líderes, sólo manda él mismo. Tal vez por eso, en el plan para Irak que está a punto de anunciar no contentará a nadie salvo a su propia conciencia. Pero de todos, quienes más desencantados se van a quedar van a ser todos los europeos que han hecho del antibushismo su deporte favorito. Bush no se rinde y todavía guarda cartuchos suficientes para seguir dando guerra.GEES, Grupo de Estudios Estratégicos.

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