martes, enero 16, 2007

Del feo de Tin Robbins a Gallardon, a la victoria de Manuel Pizarro

Del feo de Tim Robbins a Gallardón, a la victoria de Manuel Pizarro
Graciano Palomo

El actor, conocido por su sectarismo, definió al alcalde como lo que es, casi al tiempo que el presidente de Endesa sellaba su gran triunfo, y el de sus accionistas, sobre el Gobierno.

17 de enero de 2007. Cuando he visto la patética imagen de Alberto Ruiz-Gallardón tratando de inmortalizarse con el extraordinario actor y sectario militante político Tim Robbins no he podido por menos de soltar una carcajada. Eso te pasa, alcalde, por querer ser la salsa de todos los guisos. Yo creo, sinceramente, que el marido de Susan Sarandon ha percibido a nuestro estimable e imbatible alcalde como es en realidad. Un político… de derechas. Punto. Y ahí me quedo porque tampoco está uno como para hacerle favores a Miguel Sebastián, un conspirador neto y nato al que sólo votarán –incluso con el favor de las zanjas y la ultraderecha- en Malasaña.Me interesa, desde luego, muchísimo más la andadura equinoccial de Manuel Pizarro, que sí ha demostrado su valor. Ayer se puso punto y final a un happening tercermundista en torno a la OPA de Gas Natural sobre Endesa, que al fin y a la postre viene a confirmar que en este país existe un hálito de sociedad civil incrustado en alguna parte.Yo no sé qué coño hará finalmente Manuel Pizarro cuando los accionistas de la compañía eléctrica escriban su sentencia, casi con toda probabilidad, a favor de los euros frescos y generosos que extenderá sobre la mesa la teutona E.On. Si quiere se quedará, de eso no hay duda, pero dicen fuentes próximas al turolense que no es lo que le pide el cuerpo. ¡Ya está bien de kilowatio!Pizarro, quizá el único empresario por estos lares que ha derrotado con estrépito al Gobierno y su largo brazo catalino, tiene todo el mundo por delante. Ofertas no le faltan, pero tengo para mí que hará lo de siempre: permanecer en la desenfilada, si es que no vienen a tocarle los pelendengues.Mientras la clase empresarial y la economía productiva se llevan las manos a la cabeza sobre las cosas que ocurren en el ágora pública (especialmente el poderoso lobby vasco), los señores de la pasta hacen cábalas acerca de lo que les puede suponer un Gobierno a la deriva y distribuyendo (mejor, prometiendo) a mandíbula batiente lo que no tiene. Verbigracia, vendieron urbi et orbi la Ley de Dependencia y ahora resulta que a casi un mes de su funcionamiento no hay dinero para ponerla en funcionamiento.¡Estos chicos de ZP son así! Lo malo sería que estirasen la caja –todavía hay un señor llamado Solbes que tiene sentido de la responsabilidad- y se fueran a la deuda, que es lo mejor que saben hacer los llamados gobiernos socialistas.Si yo fuera Rajoy -¡que error, qué inmenso error!- ficharía a toda prisa a Pizarro para intentar salvar los muebles; si yo fuera Zapatero intentaría por todos los medios que alguien a mi alrededor me dijera la verdad de todas las cosas, bueno, o al menos de alguna.Así las cosas, los grandes del Ibex siguen forrándose -¡a Dios gracias!- y una inmensa mayoría de la perpleja ciudadanía haciendo cuentas para llegar a fin de mes.Al fin y al cabo es lo que ha sucedido desde que el mundo es mundo.

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