miércoles, enero 17, 2007

Carlos Sempurn Maura, Dias grises

jueves 18 de enero de 2007
Carta de París
Días grises
Carlos Semprún Maura

Por lo visto, Royal y Hollande son ricos, y tienen que pagar el impuesto sobre la fortuna. Pero como yo considero dicho impuesto como un aquelarre, no me serviré de ese argumento para desearles las peores catástrofes. Políticas, se entiende.

– Carlos, ¿cómo puedes escribir que los medios galos son todos de izquierda, hasta los de derechas, cuando el pasado lunes Le Figaro aplaudía en primera plana a Sarkozy y al mitin de la UMP del domingo pasado?
– Es cierto que Le Figaro, después de haber contribuido ampliamente a la publicidad del "fenómeno Ségoléne", parece haberse serenado y se ha decidido a apoyar a Sarkozy. Pero, al mismo tiempo que apoya a éste, se entusiasma con Zapatero. Su corresponsal en Madrid, Diane Chambón, actúa como periodista de El País enchufada en la redacción del Figaro, y en muchos otros temas de política internacional apenas existen diferencias entre lo que escriben ellos y lo que publica Le Monde o Libération. Y son tan anti Bush como Hamás. Hasta en temas de política interior, como padecen del "síndrome de Estocolmo", o más bien de Ankara –"Sobre todo, ¡que no nos traten de derechistas!"– caen en lo peor, en el centrismo. Sólo uno de sus columnistas, Yvan Rioufol, navega contracorriente en sus crónicas del viernes. En Francia, la derecha también es antiliberal, y frente al fanatismo islámico, más timorata aún que la izquierda. Y Chirac quiere enviar una paloma de paz a Irán...
– Eso no quita que Sarkozy salga primero en un sondeo que publicará Paris-Match este jueves. Lo oí por radio hace un momento – dice tía Mercedes, que tiene una lógica muy personal.
– Si, yo también lo oí, y lo leí en Le Figaro, precisamente. Primera vuelta: Sarkozy 33%, Royal 28%. Segunda vuelta: Sarkozy 52%, Royal 48%. Y, por primera vez, Bayrou supera a Le Pen: 12% contra 10%. En la primera vuelta, se entiende, porque sólo los dos primeros van a la segunda. Pero hay que desconfiar de los sondeos. Todo el mundo lo dice, pero nadie lo tiene en cuenta.
– ¿Y eso? ¿Por qué desconfiar?
– Porque los institutos de sondeo que funcionan desde hace 20 o 30 años conocen bastante bien a sus "clientes", al menos en lo que a cuestiones "sondeadas" se refiere. Cuando les interesa favorecer a Ségolène, pongamos, les es fácil elegir a 800 o 900 personas –son las cifras habituales en las encuestas, rara vez superan los mil sondeados, por teléfono o Internet– entre los que siempre votan a los socialistas. Saben de antemano quienes votan siempre a la "izquierda de gobierno" o a la "derecha republicana", quienes votan a los extremos, quienes dudan, quienes cambian a menudo, quienes se abstienen frecuentemente, etc. Aparentemente, no hacen trampas: han hecho sus preguntas, y publican los porcentajes exactos de las respuestas recibidas, lo malo es que preguntan a quienes saben de antemano qué van a responder en el 99% de los casos. Por eso se equivocan frecuentemente, pero no siempre. Es como la lotería.
Por lo visto, Royal y Hollande son ricos, y tienen que pagar el impuesto sobre la fortuna. Pero como yo considero dicho impuesto como un aquelarre, no me serviré de ese argumento para desearles las peores catástrofes. Políticas, se entiende.

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