jueves, enero 11, 2007

Agapito Maestre, Terror y paz

viernes 12 de enero de 2007
Proceso de rendición
Terror y paz
Agapito Maestre

Apelar a la paz en general es tan ridículo como decir que todos aspiramos a la felicidad. Paz sin determinación, sin explicación y argumentación es mera ideología al servicio de quien la utiliza.

El Gobierno no está desconcertado, sino desarmado, o peor, entregado a las consignas de ETA. Sus periodistas no están mucho mejor. No saben qué decir. Sólo insultan. Sólo les queda la basura del "pacifismo" criminal (sic) más repugnante de la época de Stalin. El comunicado no tiene ninguna novedad moral, pero sí una "política": "Hemos matado porque el Gobierno no ha cumplido todo lo pactado". Es la primera vez que pasan de la amenaza a la "justificación" del crimen por incumplimiento de lo pactado. Quieren que se arrodillen. Es para estar desesperados.
Nos amenazan, nos persiguen y nos matan para que aceptemos sus objetivos políticos. Después, sacan un comunicado para advertirle al Gobierno que siga pactando y cumpliendo los compromisos adquiridos, para que no vuelvan a amenazar, perseguir y matar, en fin, para alcanzar la paz. Sigamos, pues, con el proceso de negociación abierto. He ahí el argumento esencial para proseguir el llamado proceso de paz, que es el mejor eufemismo que han encontrado los asesinos y el Gobierno para llamar al proceso terrorista. El comunicado de ETA lo reitera varias veces: "No pongan obstáculos al proceso democrático." Cumplan con lo pactado y no los mataremos. Si quieren permanecer vivos, que no otra cosa es la paz para los terroristas y el Gobierno, persistan en hablar, conceder y entregar lo prometido. ¿Qué es lo prometido? Ya lo dirán los terroristas, pero cabe suponer que no será otra cosa que la independencia.
El método, el procedimiento de entrega, de rendición del Gobierno al terror también es horroroso. ETA sigue poniendo las condiciones de la paz. Paz, naturalmente, sin libertad, o sea, paz de cementerio. La primera gran escenificación de esa paz estará en las calles el próximo sábado. En su nombre se seguirá cometiendo las mayores atrocidades contra la democracia española. La palabra paz es utilizada para entregarse a los dictados de la lógica criminal del terrorismo de ETA. Tiempo tendremos de desmontar conceptualmente la patraña pacifista de Zapatero y ETA, pero antes de nada es menester denunciar ya que el pacifismo melifluo es refugio de criminales –hasta Batasuna reclama ir a la manifestación, ¿por qué no?–, imbéciles y "sindicalistas de clase". Es el mismo pacifismo que convocará las manifestaciones a favor del Gobierno para que siga pactando con los criminales, creando el caldo de cultivo para que el Gobierno siga aceptando los dictados de ETA.
Es necesario repetirlo para que nadie nos acuse de colaboracionistas con los perversos "mercaderes" de la palabra paz. La paz en boca de los criminales y del Gobierno es un arma contra la nación española. Apelar a la paz en general es tan ridículo como decir que todos aspiramos a la felicidad. Paz sin determinación, sin explicación y argumentación es mera ideología al servicio de quien la utiliza. Paz con precio, con ocultación de la verdad, es algo lívido y espectral, la antesala de la muerte. Paz sin libertad es la negación de la justicia.
Sin embargo, es lo único que le queda a un Gobierno arrinconado. Moribundo. Un Gobierno, en verdad, muy peligroso, porque está encerrado en la cápsula del "pacifismo" de ETA. No tiene contacto con la realidad y, lo que es peor, no quiere tenerlo. Estamos ante un Gobierno ideológico al margen de cualquier tipo de lógica política. Todo puede pasar. Temblemos.

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