miércoles, octubre 03, 2007

Xavier Navaza, Los tres pilares de la nacion

miercoles 3 de octubre de 2007
XAVIER NAVAZA
corresponsal en galicia
Los tres pilares de la nación
Al margen de las rivalidades interiores del Gobierno autonómico, que demasiado a menudo ensombrecen el clima de relaciones establecido entre Emilio Pérez Touriño y Anxo Quintana, el discurso del premier galaico ha resultado razonablemente satisfactorio para las bancadas nacionalistas: "El presidente ha realizado un balance equilibrado", dijo el portavoz del BNG, Carlos Aymerich, en medio del bullir de pasillos en la Casona del Hórreo.
Lo cual, viniendo de él, es un diamante en bruto para los socialistas; y más si su diagnóstico coincide plenamente con el análisis de su cordial adversario -y sin embargo, socio- Ismael Rego, pico de oro del PSdeG-PSOE en la Cámara: "El presidente nos ha puesto deberes para seguir adelante con nuestro proyecto de país", indicó, tras destacar la triple propuesta impulsada por Pérez Touriño para ir a la caza del vellocino de oro.
Se trata de tres grandes consensos en materia de lengua, territorio y autogobierno, que en sí mismos constituyen los tres pilares de la nación que el Benegá demanda desde hace mucho tiempo sobre la castigada piel de nuestro país. Sobre ese trípode, se construye todo lo demás, pero ¿cómo salir con bien del formidable desafío planteado por don Emilio?
De entrada, acerca de la cuestión idiomática, el jefe del Gabinete ha salido a escena con una maniobra de ataque directo al líder del PPdeG, Alberto Núñez Feijóo, a quien ha acusado de "quebrar" toda posibilidad de acuerdo tras su rechazo del decreto que regula el uso y la normalización de la lengua de Rosalía en el sistema educativo. En cuanto al territorio, el titular de la Xunta ha reconocido la dimensión del problema y sus dificultades: "Cuesta trabajo creer que en veinticinco años de autonomía, Galicia permaneciese huérfana de una mínimas directrices de ordenación territorial". Pero así es, y nada indica que vendrán mejores tiempos en este ámbito si constatamos que ni siquiera en el propio seno del PSdeG se ponen de acuerdo sobre qué son y cómo han de organizarse las áreas metropolitanas en nuestra tierra.
En tercer lugar, la asignatura del autogobierno tampoco está exenta de problemas y sinsabores que no auguran nada bueno. Para empezar, las circunstancias han cambiado en los últimos tiempos -tanto a escala autonómica como estatal- y nada hace prever que en los casi dos años que aún quedan de legislatura vaya a producirse el milagro del consenso.
A escala autonómica porque, conforme han subrayado varios dirigentes nacionalistas de peso e influencia en la gran coalición, entre ellos Aymerich, habría que partir prácticamente de cero si se retomase ahora la reforma del Estatuto de Autonomía. Lo logrado hasta el momento de la ruptura, que fue mucho, ya no es suficiente para la cúpula del Benegá: Quintana, llevado por un afán de consenso y para desbravar la imagen de la gran coalición ante la ciudadanía general de la nación, se dice entre bambalinas, hizo demasiadas concesiones a la baja, tanto al PPdeG como al PSdeG... y sobre todo en materia identitaria; pero eso no se volverá a repetir. Las dificultades, pues, no estarían solamente en la parte popular. A todo ello habría que añadir lo que Francisco Rodríguez, secretario general de la Unión do Povo Galego, denomina "giro españolista" del Gobierno central.
CHUS LAGO VOTARÁ
Una concejala en el Polo Sur
De la concejala viguesa Chus Lago jamás diríamos, como de aquel antiguo rey, que estaba en Babia mientras en la Corte se debatían sesudos problemas de Estado. Diríamos, mejor, que se encontraba en el Polo Sur mientras Abel Caballero y sus socios nacionalistas de la ciudad del olivo intentaban dar salida al callejón en que se encuentra la metrópolis del Sur. Pero no será así. Finalmente Chus estará allí, a pie de escaño, cuando se vote el Plan Xeral de Ordenación Urbana de su ciudad .
BALANCE DE AUSENCIAS
El tedio de la normalidad
Quienes no han estado en la asamblea de la nación galaica, durante la primera jornada del Debate sobre el Estado de la Autonomía, han sido los viejos patricios que antaño nos dieron las mejores veladas del hemiciclo. Quitando alcaldes socialistas y gente que pasaba por allí, como en la canción, la tribuna de invitados era una declaración de ausencias en toda regla. Es cierto que el Parlamento nunca tuvo un caché muy extraordinario entre la gente corriente, pero cuando allí se enfrentaban Manuel Fraga y Xosé Manuel Beiras, incluso cuando se daban la mano ante el asombro de los coroneles... había expectación y un cierto morbo en los graderíos. Quizás sea eso: el tedio que trae consigo la normalidad democrática: que sus señorías puedan ponerse como chupa de dómine entre sí sin que tiemblen las entrañas de la matria. Qué quieren, tal vez sea mejor así, con el monótono y redundante silabeo de Emilio Pérez Touriño degranando los desafíos del país .

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