lunes, octubre 29, 2007

Jose Javaloyes, Iraq, a punto de puntilla

lunes 29 de octubre de 2007
Iraq, a punto de puntilla José Javaloyes

Podría ser en unos días, o en unas horas. Tanto da. En todo caso, antes de que Recip Tayyip Erdogan, primer ministro turco, visite Washington para entrevistarse con el presidente Bush. Hasta 100.000 hombres están desplegados en la frontera con el Kurdistán iraquí, mientras la aviación reitera ataques contra áreas donde se estima que se concentran los efectivos del PKK, la guerrilla independentista que Occidente —de acuerdo con Turquía— califica de terrorista, y que está en el origen de la actual grave crisis, al haber atacado a una unidad militar turca en la frontera, causándole doce muertos y tomándole nueve prisioneros. Que ahora promete devolver.
La tensión militar se ha disparado después del rotundo fracaso político del encuentro celebrado entre una delegación iraquí y el Gobierno de Ankara, que ha exigido reiteradamente al de Bagdad que acabe con la actividad guerrillera en aquel espacio de su soberanía… ¿Cómo habría de hacerlo el Gabinete iraquí si resulta tan obviamente incapaz de poner orden contra la insurgencia nacionalista del sunismo y las huestes de Al Qaeda, teniendo el apoyo de las fuerzas angloamericanas de ocupación?
La iraquí es una ficción de soberanía y una demostración palmaria de incapacidad operativa del propio Estado, tras la catastrófica decisión de los virreyes estadounidenses de desmantelar las estructuras del Estado y destruir el Ejército nacional, en la torpísima confusión entre lo que era el régimen sadamista y lo que era el Estado propiamente dicho.
Cierto es que concurría la previa circunstancia de que el Estado de Iraq nunca se había mantenido por si sólo, pues primero tuvo el sostén externo de Gran Bretaña mientras gobernó la monarquía de los hachemíes y después todo fueron dictaduras los gobiernos de Bagdad, que operaron como esqueleto externo, igual que en los centollos y los bogavantes. Quizá no fue posible hacer otra cosa que lo que hicieron Bremen y compañía, pues ni cabe hacer tortilla sin romper los huevos ni mantener vivos los crustáceos si se les quita el caparazón.
Fuera como fue, el caso es que el Gobierno iraquí tiene nula capacidad para poner orden en la frontera con Turquía, en tanto que el Gobierno turco no puede cruzarse de brazos mientras las fuerzas guerrilleras kurdas hacen lo que han hecho. Iraq, sin control sobre su territorio, carece de capacidad para mantener el discurso soberano de su propio Estado. Y no van a ser los norteamericanos quienes carguen con la papeleta de la guerrilla kurda cuando apenas pueden mantener a raya la guerrilla árabe de los suníes y con las huestes de Al Qaeda.
Esta cuestión turco-kurda de ahora es lo que le faltaba a Iraq. Como problema, significa tanto como la puntilla a su crítica y apenas sostenible soberanía. Y para EEUU tanto como un regalo en su muy problemática salida del atolladero en que un día se metió: ocasión aquella en que tampoco funcionó idealmente la ayuda de Ankara. Recuerden cómo, a última hora, la invasión angloamericana hubo de hacerse toda por Kuwait y no mediante la entrada combinada por Kuwait y a través de Turquía, por el norte.
Al orden turco del Imperio Otomano, barrido por la Primera Guerra Mundial, sucedió el orden anglo-americano en Oriente Próximo, desordenado en un cúmulo de errores, el último de los cuales fue la invasión de Iraq; y el primero de todos, la creación de este ente estatal llamado Iraq, al aparecer el petróleo en Kirkuk. Los kurdos, como nación, se quedaron sin el Estado que se les había dispuesto en la Conferencia de Versalles. Y ahora pasa lo que pasa como víspera de lo que pasará… Verosimilmente, el puntillazo en la agonizante soberanía del tinglado mesopotámico.

http://www.estrelladigital.es/a1.asp?sec=opi&fech=29/10/2007&name=javaloyes

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