martes 30 de octubre de 2007
Las lenguas como arma política
Como es sabido, poco después de que ERC saliese a la palestra política, Carod Rovira pregonó, sin reparos, un ambicioso proyecto que consistía en contabilizar como catalán las lenguas diversas que se hablan en el antiguo Reino de Valencia, en Baleares y en la parte oriental de Aragón. Una vez logrado esto y disponer de diez millones de «catalanoparlantes», reivindicar la consecución de una «euroregión» en la Unión Europea y anexionar a Cataluña las regiones indicadas, amén del Rosellón francés, este ambicioso -y a todas luces anticonstitucional plan- parece estar actualmente en hibernación, pero no el maquiavélico objetivo de transformar en catalán las lenguas que se hablan, desde hace cientos de años, en la zona oriental de Aragón, mediante su fagocitación y transformación. Para este objetivo, la Generalitat de Cataluña está dedicando cuantiosos recursos que se invierten en libros infantiles que regalan a los niños de nuestra zona oriental, con ocasión de lo que denominan «correllenguas», la creación de Casals Jaume I (centros de proselitismo del catalán) y otros actos y jornadas con el mismo objetivo.
En las zonas orientales de las provincias de Teruel, Zaragoza y Huesca, en un gran número de municipios -más o menos próximos a las lindes con Castellón y Tarragona- se hablan unas lenguas parecidas al valenciano, y menos parecidas al catalán, que han sido denominadas durante siglos como «chapurriau». Esta denominación popular constituye precisamente un hecho diferencial, o diferenciador, que los aragoneses de estas zonas utilizamos para reafirmar que no hablamos catalán, y esta denominación tiene un cierto tinte de orgullo personal.
En una encuesta realizada por la Universidad de Zaragoza en 1995 en las zonas bilingües de Aragón, un 90 por ciento de los encuestados se manifestaron en el sentido de que no hablaban catalán, sino «chapurriau», es decir, una lengua autóctona y ancestral aprendida de nuestros padres y abuelos, que quizá no sea muy académica y tenga escasa literatura publicada, pero que es nuestra entrañable lengua materna.
Raúl Vallés Labanda, presidente de la Federación de Asociaciones Culturales del Aragón Oriental
http://www.abc.es/20071030/opinion-cartas-director/lenguas-como-arma-politica_200710300247.html
martes, octubre 30, 2007
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