miércoles, octubre 03, 2007

Demetrio Pelaez, De estufa, corazon, te tengo a ti

miercoles 3 de octubre de 2007
DEMETRIO PELÁEZ CASAL
AILOLAILO
De estufa, corazón, te tengo a ti
Los de la cosecha del sesenta y tantos estamos en una edad jodidilla-jodidilla. O sea, jodidilla al cuadrado. ¿Por qué? Básicamente porque nadie nos hace ni puñetero caso y debemos vagar por ahí con careto de estar perfectamente desubicados, fuera de lugar, como Peter Sellers en El guateque, o como esos perros callejeros que observan desde detrás de las cristaleras y bajan las orejas al ver que a sus congeneres pijos les dan filetes de hígado y los llevan a hacerse la permanente en molones establecimientos caninos.
Así estamos nosotros, arrastrando con poco ánimo los cuarenta, o los cuarenta y tantos, mientras todo a nuestro alrededor es hostilidad y naufragio. Los padres nos dicen adiós para siempre o, encaramados más que nunca en su trono patriarcal, nos ningunean sin pudor alguno; los hijos adolescentes, esos capullos con pintas, no nos soportan (algún papá del sector juvenil-coleguilla dirá que sí, pero es mentira); la máquina de tabaco no nos da la mercancía hasta que el camarero veinteañero da su visto bueno a nuestra pinta de viciosos sin escrúpulos y hasta el cabrón del gato nos ha perdido el respeto. Todo eso turba, no hay duda, pero aún más comprobar la evidencia de que para los políticos no existes y que ya no pintas nada, si alguna vez pintaste algo, en un guión hecho a medida para los más jóvenes.
¿No os habéis fijado, terrícolas de la edad tardía, las escasas o nulas carantoñas que recibimos los cuarentones por parte de ZP, Rajoy y compañía, a pesar de que todos somos más o menos de la misma quinta? Ellos, por lo que se ve, prefieren codearse con la juventud, y hacia los guayabos van dirigidas casi de forma exclusiva las promesas de ayudas económicas para alquilar pisos, comprarlos, escaquearse del pago del Impuesto de Bienes Inmuebles (ayer mismo el PP de Santiago se subió al carro del bajo IBI juvenil) o conseguir créditos a interés de Pin y Pon.
Todas esas medidas no merecen crítica alguna si esto, claro, no se convierte en un dislocante y absurdo café para todos lo que no han cumplido los 30 años, porque a buen seguro hay adultos un poco mayores que necesitan con mucha más razón y urgencia esos capotes oficiales. De hecho, es fácil adivinar que un mileurista soltero de 25 años vivirá mucho más desahogado económicamente que uno de 37 con tres hijos, aunque cobre 500 euros más, si es el caso, que no tiene por qué serlo. Y es posible que mucho mejor que bastantes cuarentones con un sinfín de cargas familiares y el euríbor dando por saco mes a mes. Bienvenido sea, de verdad, ese interés por los jóvenes, pero dejad que los carrozas nos lamamos las heridas del abandono y el olvido. Y levantemos la frente marchita. Al fin y al cabo, hace apenas nada supimos salir adelante compartiendo cutres pisos de alquiler y enarbolando la bandera sabiniana. Ya saben: "con un colchón nos basta, de estufa, corazón, te tengo a ti".

No hay comentarios: