'Mártires del Siglo XX' (Manuel de Unciti)
30.10.2007 -
El desaguisado ya se ha producido. La decisión no tiene vuelta de hoja, por aquello de que 'quien manda, manda'. A los cristianos de a pie sólo nos queda el derecho al pataleo. Pero precisamente por esto es justo que quede constancia de que no todos los creyentes católicos aplauden la beatificación de 498 'mártires del Siglo XX', eufemismo encontrado a última hora para no hablar claramente de 'mártires de la Guerra Civil española'. No serán éstos los primeros beatos de aquellos trágicos días y no serán los últimos. Por el momento unos 10.000 más figuran en lista de espera. Y se sabe el porqué. Pablo VI, gran conocedor de España y de la tremenda convulsión espiritual originada por la guerra fratricida del 36-39, había ordenado en buena hora la congelación de todos los procesos canónicos abiertos con miras a una posible beatificación de los miles de obispos, sacerdotes, religiosos, religiosas y seglares a los que se les había arrebatado la vida 'por odio a la fe'. El Papa Montini, hijo de periodista político, contaba con mucha información y con información muy sensible sobre el desgarrón que laceraba el alma y la pasión de los testigos y herederos de la Guerra Civil. Entendía que no estaba aún el horno para bollos y, aunque no abrigaba la menor duda sobre la cualidad eclesial de tantas muertes, juzgaba que la Iglesia no debía invocarlas como martiriales porque el hacerlo, lejos de servir a la causa de la reconciliación, reabriría las heridas que aún no habían cicatrizado lo suficiente. Los cristianos que hoy se manifiestan contrarios a las beatificaciones de ese medio millar de mártires no pueden ser tachados de católicos menos fervorosos. Piensan y sienten como Pablo VI porque el paso de los años no ha sido demasiado largo ni lo bastante clarificador como para poner punto final a la tragedia. Todo lo contrario. El clima que se respira en la actualidad es de mayor crispación y enfrentamiento que el padecido en la época montiniana de los 60. De hecho, ya han sido beatificados en años anteriores no menos de 468 mártires y se han celebrado en su honor no menos de 11 solemnes ceremonias litúrgicas en el Vaticano. Hubo sus más y sus menos, justo es reconocerlo; pero la contestación popular no alcanzó ni el tono ni la contundencia de la actual. Las beatificaciones de los mártires se vieron siempre por muchos católicos con ojos menos claros, pero al presente se ven con muy malos ojos. Se aprecia un nuevo factor de división de la comunidad nacional. Hay quienes tratan de poner en duda la naturaleza martirial de las muertes que la Iglesia acaba de honrar este domingo. Recuerdan que son muertes acaecidas en una guerra civil y sacan de este lamentable hecho dos conclusiones: la primera, que, al igual que se beatifican las muertes de un bando, podrían y deberían beatificarse las del otro porque, al fin y al cabo, en ambos hubo gentes buenas; la segunda, que la persecución contra la Iglesia surgió porque los católicos, su mayoría, pertenecían a las clases burguesas o estaban en estrecha relación con ellas.No es cosa de rebatir estos infundios. Que en los dos bandos hubo gentes buenas es innegable; pero para la beatificación se exige algo más que ser buena gente. La conclusión referida a la unión de la Iglesia con las clases pudientes también es innegable, aunque habría que introducir muchos distingos. Pero mártir es sólo aquél que es arrancado de esta vida por ser cristiano. A la Iglesia de España le tocó comer las uvas amargas de una etapa histórica marcada por la revolución y más en Rusia que en ninguna otra parte. Las crónicas de la Iglesia ortodoxa rusa hablan de unos 100.000 mártires. Y Rusia, guste o no, era el modelo a reproducir en tierras de España.
http://www.elcorreodigital.com/vizcaya/prensa/20071030/opinion/martires-siglo-manuel-unciti-20071030.html
martes, octubre 30, 2007
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