lunes, octubre 29, 2007

Enrique Badia, Gestionar por ocurrencia

martes 30 de octubre de 2007
Gestionar por ocurrencia Enrique Badía

Las escuelas de negocios suelen incluir en sus programas diversos métodos de gestión, pero nunca incorporan uno que en la práctica acostumbra a ser bastante habitual: la dirección por ocurrencia. Que no se enseñe no impide que se practique, sobre todo en la esfera pública como antesala del despropósito para tratar de hacer frente a fiascos derivados de su propia actuación. Estas semanas, sin ir más lejos, emerge profusamente en el vergonzoso episodio que tiene como protagonistas a Barcelona y sus conexiones por ferrocarril.
Los hay que prefieren llamarla improvisación, pero no es lo mismo, porque va más allá. En este caso, además de la falta de previsión e incompetencia manifiestas, se están produciendo patéticas pretensiones de genialidad.
La más hilarante de las conocidas hasta ahora —no la única— ha sido la idea de construir una estación provisional, algo así como una carpa, en el espacio destinado a la futura estación intermodal de El Prat de Llobregat, donde terminaría provisionalmente la línea de alta velocidad entre Madrid y Barcelona, en tanto no estuvieran concluidos los últimos kilómetros de acceso a la estación de Sants. Afortunadamente, algunos dirigentes políticos catalanes han hecho gala de sensatez y coherencia, forzando a los patrocinadores de la ocurrencia —Ministerio de Fomento— a desistir de su pretensión. Por una vez ha prevalecido el sentido común.
Parece que ningún inspirador del proyecto ha valorado que una cabecera de línea de alta velocidad requiere algo más que un improvisado apeadero, el modo como deberían recorrer los viajeros la distancia hasta el centro de la Ciudad Condal ni la ausencia de instalaciones mínimamente operativas para las 50 frecuencias diarias que Renfe planea poner en servicio una vez inaugurada la conexión. Por no mencionar lo absurdo de sumar 30 o 45 minutos al tiempo de viaje de un medio que pretende competir directamente con el avión.
¿Por qué ha surgido proyecto tan genialoide? Por descontado, no pensando en quienes llevan años esperando que el AVE llegue a Barcelona. El único propósito era que el Gobierno pudiese presumir de haber cumplido la promesa de calendario que decidió formular. Nada, por tanto, relacionado con el interés de los ciudadanos que —conviene no olvidarlo— financian la magna obra con sus impuestos.
Podría no tener mayor importancia si no fuera por algunos detalles de la situación. Para empezar, más de diez días después del cierre del tramo entre Gavá y Sants las decenas de miles de personas que no pueden acceder en tren a Barcelona, desde cerca y desde lejos, siguen sin conocer ningún plazo de conclusión de los perjuicios que están soportando. Tampoco existe la menor idea de cuándo llegará el AVE… aunque a decir verdad ninguna fecha ha sustituido al 21 de diciembre, ni siquiera descartada oficialmente a día de hoy. Y, para cerrar el ciclo, no se sabe a ciencia cierta quién o quiénes están realmente al frente de la situación.
Antes que ofrecer a la sociedad una explicación clara, racional, coherente y creíble de lo que de verdad está pasando y cuánto va a durar, abundan las ocurrencias y la profusión de lugares comunes, como señalar que lo primero es la seguridad. ¡Faltaría más!
La ocurrencia que casi nunca surge es la renuncia a continuar al frente de una responsabilidad que no se ha sabido ejercer, aunque sólo sea por elemental sentido de dignidad y respeto a esos ciudadanos a los que tanto aseguran querer servir.
ebadia@hotmail.com

http://www.estrelladigital.es/a1.asp?sec=opi&fech=30/10/2007&name=badia

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