martes 30 de octubre de 2007
LIBRE COMERCIO
La última esperanza para América Latina
Por Samuel Gregg
El sí de los costarricenses al Tratado de Libre Comercio entre Centroamérica y Estados Unidos (CAFTA) representa una lucecita en el nublado futuro económico de América Latina. Los partidarios del acuerdo sumaron el 52% del voto en el referéndum del pasado día 9, con lo que ganaron la partida a los proteccionistas, entre los que se contaban sindicatos y activistas religiosos.
Luego de sumarse al CAFTA, en julio de 2006, la inversión extranjera en Guatemala se triplicó, mientras que el comercio exterior del país creció un 17% en el segundo semestre de 2006. Así que sí, América Latina puede presentar algún ejemplo de éxito económico.
El Doing Business del Banco Mundial nos muestra lo mal que funciona buena parte de las economías latinoamericanas. Este informe, de carácter anual, da cuenta de las regulaciones gubernamentales que afectan negativamente al crecimiento económico en 178 países, y en su última edición advierte de que América Latina se está quedando atrás en el campo de las reformas económicas.
En cuanto a la facilidad de hacer negocios, Argentina ha caído del puesto 101 al 109, y Chile del 28 al 33. A nadie sorprende que Venezuela esté ahora en el puesto 172 de 178: allí, hay que dedicar 141 días para poner a funcionar una empresa, y 45 para efectuar una exportación (casi los mismos que en Burundi, un país del centro de África muy distante del mar).
El Doing Business 2008 arroja algunas buenas noticias sobre América Latina. Por ejemplo, que se consiguieron introducir pequeñas mejoras en Paraguay, Honduras, Costa Rica, El Salvador y Guatemala. Los avances más importantes se registraron en Colombia, que ha pasado del puesto 83 al 66 en el ranking. Además de reducir los impuestos a las compañías, Colombia introdujo un sistema electrónico de declaraciones tributarias que "rebajó en 188 horas (un 41%) el tiempo promedio que una empresa tiene que dedicar a cumplir con las leyes de impuestos".
No obstante, es preocupante que casi todos los países latinoamericanos perdieran puestos en la tabla. Brasil, que tanto potencial alberga, cayó del 113 al 122.
Uno de los graves problemas es el continuo deslizamiento de la región hacia el izquierdismo populista. Doing Business 2008 reporta que ha caído la competitividad de Venezuela, Bolivia, Ecuador y Nicaragua. Por cierto, el pasado día 12 los obispos de Bolivia pidieron a Evo Morales que no convirtiera el país en una nueva Venezuela. Y es que los obispos conocen el peligro...
Doing Business 2008 recoge asimismo que el Gobierno venezolano extendió la prohibición de despedir a aquellos trabajadores que ganen tres veces el salario mínimo. El resultado de medidas como ésta es la pérdida de oportunidades de empleo: desde 2002, la economía venezolana ha perdido unos 850.000 puestos de trabajo en el sector de las pequeñas empresas.
Otro factor negativo es que el resto del mundo está perdiendo interés en América Latina. En la medida en que China y la India siguen creciendo de manera espectacular y se aceleran las reformas económicas en otras regiones, los inversionistas dan la espalda a América Latina. ¿Por qué van a considerar invertir en ella, cuando es más fácil y rentable hacer negocios en lugares como Botsuana, Georgia, Fiji o Namibia?
En otro orden de cosas, cabe destacar que el apoyo al proteccionismo aumenta en Estados Unidos. En una encuesta realizada por The Wall Street Journal y NBC News el pasado día 3, un 60% de los republicanos encuestados declaró que el libre comercio estaba resultando perjudicial para su país y que los políticos de su partido debían abogar por una reducción de las importaciones. El GOP ha apoyado el libre comercio desde los años 70. Esta nueva manera de pensar debiera preocupar a los latinoamericanos que aspiran tener un mayor acceso al país más prospero del mundo. También hay una tendencia a controlar más la inmigración.
Así las cosas, éste es el peor momento para que América Latina dé la espalda al intercambio comercial, por más tentador que parezca el nuevo populismo. Un Hemisferio sin esperanzas es un Hemisferio sin futuro. Y la alternativa es impensable.
SAMUEL GREGG, director de Investigaciones del Acton Institute.
http://exteriores.libertaddigital.com/articulo.php/1276233930
lunes, octubre 29, 2007
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