martes 30 de octubre de 2007
11M: crónica de un desastre anunciado Pablo Sebastián
Cuando el Gobierno de Zapatero se batía en retirada y a la defensiva por causa de la crisis del AVE en Barcelona, donde los primeros sondeos de opinión anuncian una pérdida de apoyos electorales del PSOE, en el PP se preparan para hacer frente a la avalancha política e informativa que, con motivo de la esperada sentencia del 11M, volverá a sumergir a este partido en el baile de las mentiras que, sobre los atentados islámicos de Madrid, ya le costaron a Rajoy la derrota electoral en las elecciones generales del 2004.
Y todo ello con el agravante de que los mismos responsables directos de aquellas mentiras y errores del 2004 en la gestión de los atentados, Aznar, Acebes y Zaplana, son los que van a sumergir, tres años y medio después, al Partido Popular en una polémica estéril y similar por el empeño de estos dirigentes de prolongar la falsa sospecha de la implicación de ETA en dicha masacre, sobre lo que no hubo nunca la menor prueba, ni indicio, salvo en el espectáculo de ficción que tres medios de comunicación, El Mundo, la COPE y Telemadrid (por indicación expresa de la presidenta Aguirre), montaron en torno a esta teoría conspirativa que, según todos los pronósticos, será desmontada el próximo día 31 con la sentencia que, sobre estos hechos, hará pública la Audiencia Nacional.
Todos los esfuerzos de Rajoy, como su reciente y moderado discurso de Valencia, por recuperar la iniciativa y el liderazgo político en busca del centro perdido de la política se van a difuminar en este macabro y a la vez simbólico choque de trenes que el próximo miércoles inundará el debate nacional entre el caos de las obras del AVE de Barcelona y el punto final a la teoría de la conspiración sobre los atentados de Atocha, fomentada por unos políticos irresponsables del PP. Los que se han puesto al servicio de una indecente maniobra de propaganda periodística con la que los citados medios han querido, por una parte, deslegitimar la victoria electoral de Zapatero en el 2004 y, por la otra, mejorar sus índices empresariales de difusión y audiencia con la técnica de jalear los instintos más bajos de la extrema derecha, creando inquietud e incertidumbre en muchos ciudadanos de bien, y no digamos entre las víctimas y sus familiares de la masacre madrileña. Y a no perder de vista la colaboración en esta mascarada de la Asociación de Víctimas del Terrorismo (AVT), que se sumó a la estrategia del infundio, dejando de lado su responsabilidad.
Y ahora sale Acebes —como El Mundo y la COPE— poniéndose la venda antes de la sentencia, y alertando de un previsible ataque del PSOE contra el PP, cuando han sido él y su compañero Zaplana los que han jaleado este indigno espectáculo y lo han llevado al Parlamento, primero en la comisión de investigación del Congreso —donde Aznar insinuó que los autores de los atentados no estaban en “remotas montañas ni en lejanos desiertos”—, y luego a los plenos y al registro de la Cámara, donde se han presentado cerca de doscientas preguntas al Gobierno sobre la trama de la conspiración, donde se han ido mezclando toda clase de teorías en pos de la implicación de ETA, del Rey de Marruecos, servicios de espionaje europeos, policías cercanos a la trama de los GAL, etcétera.
Todo ello dirigido por el diario El Mundo, que impuso su conspiración en la COPE y en Telemadrid, y que pretendió una exclusiva informativa que se ha quedado en nada y, por supuesto, para convertir el falso culebrón en el motor de ventas, cosa que sí han conseguido en detrimento de otros, por ejemplo el diario ABC, que se mantuvo firme en el respeto a la verdad, por lo que fue linchado y acusado de traición al PP desde la emisora de la Conferencia Episcopal.
Naturalmente, Rajoy nos dirá ahora que hay que acatar la sentencia, pero no exigirá responsabilidades políticas por los infundios y mentiras que han liderado (imaginamos que con su consentimiento) sus dos más destacados dirigentes, Acebes y Zaplana —el secretario general del PP y el portavoz en el Congreso de los Diputados—, que sí piden el cese de la ministra Álvarez por el caos del AVE de Barcelona, petición justificada. Pero tan legítima como la que, desde las filas del PSOE y otros medios de comunicación, le van a pedir a Zaplana y Acebes, para que dimitan por mentir doblemente, durante los atentados del 11M y a lo largo de la legislatura, convirtiendo en un juego político un asunto tan grave como es el mayor atentado terrorista de la historia de España, dándoles a los socialistas la oportunidad de volver al escenario de marzo del 2004, cuando, precisamente, el PSOE empezaba a sufrir el desgaste del caótico mandato de Zapatero, que ahora esbozará su sonrisa pensando que está empatando su partido con el PP, y a sabiendas de que en caso de empate electoral definitivo sólo él podrá pactar con partidos nacionalistas para poder gobernar.
http://www.estrelladigital.es/a1.asp?sec=opi&fech=30/10/2007&name=manantial
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