lunes, octubre 01, 2007

Urbaneja, Morosidad, muy baja antes, incierta ahora

martes 2 de octubre de 2007
Morosidad: muy baja antes, incierta ahora Fernando González Urbaneja

El sistema financiero español presenta tasas de morosidad irrelevantes, por debajo del 1% (en el 0,7%), que es el índice cubierto por uno de los coeficientes de provisiones de oficio, genéricas en la terminología del gremio. Con ese índice de morosidad, que en el segmento hipotecario es aun menor, aludir a una crisis financiera es un disparate, algo infundado. Sin embargo las aguas bajan turbias, confusas, y las clasificaciones de crédito y de riesgos andan en revisión y en búsqueda de nuevas referencias.
El dato de morosidad es interesante, pero es viejo, se refiere a periodos ya pasados que no mueven molino. La calificación de moroso requiere que hayan pasado noventa días desde el impago de la amortización comprometida, por tanto los datos de morosidad del verano se refieren a decisiones de impago adoptadas por los clientes en invierno.
Es decir, que el índice de morosidad es un dato que nos irá muy bien para hacer la historia de esta crisis, para analizar su proceso, causas y consecuencias, pero no sirve para anticiparla ni para declararla; cuando las estadísticas de morosidad canten la ópera ya habrá concluido.
Meses atrás, un banquero comercial con datos señaló que no le preocupaba la morosidad pero que percibía alarma en otro índice menos conocido y formal que llamó “puntualidad en el pago”, es decir, la incidencia en cuanto a retrasos en las amortizaciones, que no llegan a mora pero que revelan incidencia, luz ámbar en la normalidad crediticia.
De ese índice sabemos poco, no se publica ni hay metodología homologada, pero parece que funciona y que advierte de anomalías. Los directores de sucursal reconocen ahora que hacen pocas operaciones, que las hipotecas no llegan y de las que llegan algunas hay que rechazarlas o exigir garantías adicionales. Y de las concedidas llegan también peticiones de ajuste, de alargamiento de plazos, de cambio de condiciones para hacerlas más benévolas.
Negar que estamos en un ambiente crediticio hostil, anómalo y con más riesgo sería negar la evidencia. Lo que no conocemos es la profundidad de la crisis ni sus consecuencias. Pero también sabemos que las instituciones financieras españolas son más sólidas que nunca, más profesionales que antes y que cuentan con capacidades y habilidades para gestionar cualquier crisis como nunca antes.
El aterrizaje del sector inmobiliario residencial está siendo rápido, los compradores desaparecen y las operaciones materializadas de compraventa se han reducido drásticamente. Queda por verificar el siguiente paso, el impacto en los precios que tienen que reflejar las nuevas condiciones del mercado. Algunas inmobiliarias se van a ir a la quiebra, en unos casos serán adquiridas por otros más fuertes y en otros desaparecerán. El baile ya ha empezado y le queda recorrido, a nadie debe extrañar que haya caídas sonoras, pero conviene no confundir la parte con el todo, las nuevas tumban las plantas más débiles, pero son muchas las que sobreviven y se hacen más fuertes. P.D.: La operación de medios del grupo Prisa para desprestigiar la solvencia financiera de sus adversarios mercantiles es tan indecorosa y zafia como la que esta misma empresa sufrió antes. ¡Malos tiempos para el pretendido periodismo de calidad! Una vez más se contagia lo patológico en perjuicio de la virtud.
fgu@apmadrid.es

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