miércoles, octubre 03, 2007

Primo Gonzalez, previsiones economicas propias y externas

jueves 4 de octubre de 2007
Previsiones económicas propias y externas Primo González

Estamos comprobando en los últimos días la creciente distancia que existe entre los diagnósticos y previsiones que realizan sobre la economía española los extranjeros y los nacionales, entre los foráneos y los de casa. Sobre todo si estos últimos son de la esfera oficial, ya que alguno del ámbito privado se ha atrevido a sacar el pie del tiesto y no le han llovido elogios precisamente. Dicho de otro modo, seguimos enganchados a la consigna optimista, al ademán impasible, como si los vientos de crisis económica no fueran con nosotros.
Hasta ahora, la tesis dominante señalaba que el sistema financiero español apenas tenía motivos para preocuparse dado que su exposición a los activos hipotecarios afectados en Estados Unidos era nula o muy escasa. Han pasado las semanas y esta valoración se está confirmando, lo que no signifique que a la vuelta de la esquina nos encontremos con algún problema.
Pero el hecho de que el sector financiero no esté contaminado no significa que la economía se encuentre a salvo de problemas y contingencias. La primera de ellas es la estrechez de liquidez que parece afectar a algunos proyectos empresariales, que van a reducir nuestra capacidad de crecimiento económico. Se trata de un daño colateral de la crisis que puede tener cierto impacto negativo en la disponibilidad de financiación exterior para la economía española. No hay que olvidar que España tiene uno de sus talones de Aquiles en el impresionante déficit exterior que es preciso financiar cada año, un déficit de cuantía descomunal, el mayor en términos relativos entre las economías industrializadas, similar al de Estados Unidos. Equivale al 9% del PIB. Es una auténtica losa para el potencial de crecimiento futuro de la economía.
La segunda contingencia no se deriva precisamente de la crisis exterior y sus potenciales efectos en España sino del agotamiento del ciclo expansivo de la actividad inmobiliaria. Es un problema que tiene hasta cierto punto poco que ver con el exterior, que se hubiera presentado con similares características sin crisis hipotecaria externa. Se ha presentado porque la subida de los tipos de interés ha restado dinamismo a la demanda y este hecho, a pesar del optimismo oficial, puede tener impacto moderador en el empleo y, por lo tanto, en las cuentas globales de la nación y en particular en las presupuestarias, que han sido confeccionadas con unas previsiones de ingresos quizás algo optimistas y unas estimaciones de gastos que quizás se queden cortas, sobre todo a causa de los añadidos populistas de última hora de clara intencionalidad electoral. El Presupuesto del Estado preparado en estas últimas semanas, y que aún está por discutir en el Congreso, está formulado con hipótesis de la etapa anterior, la de una economía a toda vela.
¿Será sostenible esa proyección para los próximos meses? Parece que en el interior todo el mundo, sobre todo en el ámbito oficial, está empeñado en descartar frenazos económicos, aunque al vicepresidente Solbes se le escapó hace unos días aquello de que a finales del año 2008 podríamos estar creciendo por debajo del 3%. Era un mensaje políticamente incorrecto que no ha circulado después pero que a algunos les ha parecido una premonición. Desde luego, no a algunos analistas extranjeros que, sin ataduras electorales, empiezan a revisar a la baja las cifras de crecimiento español para el conjunto del año 2008, situándolas claramente por debajo del 3%.
Posiblemente es un tipo de previsiones que veremos con creciente frecuencia en las próximas semanas o meses. La economía española está, en todo caso, en el punto de mira de muchos analistas extranjeros, muchos de ellos convencidos de que el empujón inmobiliario y su casi seguro agotamiento se va a llevar por delante un modelo que ha sido prolífico en satisfacciones para la sociedad española en los últimos años pero que parece a punto de concluir.

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