jueves 25 de octubre de 2007
Los desafortunados analistas de los bancos españoles Primo González
En estos días en los que los bancos españoles, los grandes y los medianos, están presentando sus cifras de resultados correspondientes a los nueve primeros meses del año, no deja de causar satisfacción comprobar la calidad de los beneficios de los bancos españoles cuando se comparan con sus colegas norteamericanos o incluso europeos. El agravio alcanzó este miércoles su expresión más sorprendente cuando hemos sabido que Merrill Lynch, uno de los grandes de la banca mundial, acaba de confesar unas pérdidas cercanas a los 8.000 millones de dólares (algo menos de 6.000 millones de euros) durante el tercer trimestre del año imputables a sus operaciones en los mercados relacionados con las hipotecas basura y otros negocios colaterales.
Quizás sea pecar un poco de malicia innecesaria recordar los diversos informes que Merrill Lynch ha elaborado en los últimos dos o tres meses sobre la banca española, advirtiendo de los riesgos que han asumido los bancos españoles a cuenta de su elevada actividad en la financiación hipotecaria. Los análisis que Merrill y otros bancos extranjeros (UBS, Lehman, Goldman,...) han realizado en las últimas semanas eran bastante coincidentes a la hora de repetir casi como de un dogma generalmente aceptado que en la banca española había dos grandes grupos, el de los grandes (dos básicamente, Santander y BBVA) y el de los medianos y pequeños, a los que se les pueden adosar como compañeros de aventuras un buen número de cajas de ahorros.
Las opiniones más comúnmente expresadas por los analistas de las firmas internacionales tipo Merrill Lynch venían a señalar que los dos grandes bancos españoles han salido bastante indemnes de la crisis hipotecaria gracias a la importante diversificación de su negocio, tanto por tipo de negocio como por países, mientras la banca media, de raigambre básicamente nacional, es decir, sin negocios fuera de nuestro país (o con presencia escasa más allá de nuestras fronteras), estaría en condiciones bastante más precarias.
Pues bien, los analistas no parecen haber estado precisamente atinados en sus diagnósticos, al menos hasta el momento. Por lo que estamos viendo estos días, ninguna entidad financiera española, ni grande ni pequeña ni mediana, se ha visto obligada a confesar quebrantos susceptibles de colorear de rojo el resultado de su cuenta de explotación, como les está sucediendo a varios bancos internacionales de primera fila. Hoy jueves presentan resultados otros dos bancos españoles de primer nivel, uno grande, el Santander (líder del sector) y otro mediano con aspiraciones de grande, el Sabadell. Por los anticipos de estos últimos días, ninguno de los dos parece en trance de presentar, no ya cuentas con pérdidas, sino ni siquiera quebrantos significativos cuantificables. Lo mismo les ha sucedido a quienes hasta la fecha se han retratado ya ante el mercado, es decir, Popular, Bankinter y BBVA.
¿Lo están haciendo tan bien los bancos españoles como para haber salido indemnes de una crisis que ha empitonado hasta a los mejores y más exigentes examinadores? Es posiblemente algo pronto para constatar el impacto de las dificultades del segmento hipotecario, ya que el principal motivo de dicho impacto, en nuestro caso (no en el de Estados Unidos) es la subida de los tipos de interés, fenómeno relativamente reciente (de un año para acá sobre todo) y que no ha tenido la virulencia que ha mostrado en otros países. La insuficiencia de los tomadores de créditos hipotecarios para hacer frente al pago de sus hipotecas no está ofreciendo cifras dramáticas ni mucho menos. Los aumentos de la morosidad constatados en los últimos meses han sido modestos y, sobre todo, parten de mínimos históricos.
Habrá que esperar algo más, quizás al cuarto trimestre de este año o a los dos primeros trimestre de 2008, para constatar el hipotético impacto que nuestra particular crisis hipotecaria (reflejada en altos niveles de endeudamiento de bastantes familias) pueda tener en las cuentas de los bancos, grandes, medianos o pequeños. Entre tanto, el sector bancario español ha sido uno de los que más indemne ha salido de esta crisis que, entre nosotros, no ha llegado ni siquiera al grado de crisis. Ha sido un simple aviso, aunque algunos analistas con pocas luces hayan visto la aguja en el ojo ajeno sin observar el elefante en el propio.
http://www.estrelladigital.es/a1.asp?sec=opi&fech=25/10/2007&name=primo
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