miércoles, octubre 03, 2007

Primo Gonzalez, La crisis hipotecaria y las cajas de sorpresas

miercoles 3 de octubre de 2007
La crisis hipotecaria y las cajas de sorpresas Primo González

Hay mucha gente que empieza a preguntarse si el sistema financiero español, y en particular los bancos y las cajas de ahorros, están tan bien de salud como para permitirse la vanidad de observar cómo a su alrededor torres más altas se están tambaleando. UBS, Citigroup y Credit Suisse, además del alemán de propiedad pública West LB, han reconocido estos días la existencia de percances de diferente grado en sus balances a causa de sus inversiones en productos relacionados con las hipotecas basura de Estados Unidos. En contraste, los bancos españoles rebosan buena imagen, y sin ir más lejos este martes han subido en Bolsa con fuerza, arropados por innumerables informes de analistas de prestigio que avalan con su firma la solvencia de la gran banca española. Pero el panorama no es igual de favorable en todo el territorio.
En los últimos días, los nombres de cuatro cajas de ahorros han comenzado a circular en medios económicos como posibles damnificados. Un informe de la agencia de calificación Moody’s, que alude a las dificultades de estas cuatro cajas pero sin mencionarlas, ha hecho saltar algunas alarmas y ha puesto en circulación numerosas especulaciones, que se han hecho extensibles a algunos bancos. Siempre según los rumores y de acuerdo con algunas apreciaciones de la agencia Moody’s, estamos ante un problema que afectaría principalmente a entidades pequeñas, de ámbito regional o local, con fuerte riesgo asumido frente a promotores inmobiliarios (no frente a economías domésticas) y con políticas agresivas de colocación de créditos hipotecarios entre la clientela.
El diagnóstico de la hipotética crisis que afectaría a estas entidades españolas tiene poco que ver con el que ha sacudido a un segmento del sistema financiero norteamericano, como bien se esfuerzan en clarificar estos días algunos informes domésticos. Pero que no sean de la misma naturaleza no quiere decir que entre las entidades financieras domésticas no existan problemas, que empiezan a verse ya una vez que el mercado hipotecario va reduciendo su velocidad de crucero.
Los riesgos que muchas entidades financieras españolas han asumido en particular con los promotores inmobiliarios (no con los compradores de pisos) están en la base del problema quizás más agudo al que se están enfrentando algunas entidades en estos momentos. Los créditos concedidos a promotores han sido asignados a la compra de grandes extensiones de suelo, calificado o pendiente de calificar, con el que algunos promotores tenían planeados ambiciosos planes de construcción cuya ejecución lógicamente no es a corto plazo sino para plazos dilatados de tiempo.
Una paralización de estos planes urbanísticos y un menor ritmo de las entregas de viviendas finalizadas han contribuido a tensionar los problemas financieros de algunas empresas del sector y, a la postre, están derivando hacia sus financiadores (cajas y bancos) una parte del problema. Algunas entidades prestadoras se han encontrado de buenas a primeras con importantes extensiones de suelo en sus manos como bienes ejecutados por impago de créditos o dificultades de cobro de la financiación. En esa dinámica parece que nos vamos a encontrar en los próximos meses con bastante frecuencia, habida cuenta de que el menor ritmo en las ventas de pisos se está confirmando poco a poco. Ya no se venden pisos sobre plano, ni siquiera con las estructuras a la vista. Ahora hay promotores que ni siquiera con el edificio terminado y con los pisos llave en mano consiguen entregar viviendas a los compradores.
La crisis del grupo inmobiliario Llanera, en la que dos cajas de ahorros (Bancaja y la CAM) han quedado atrapadas con cantidades de importancia más bien menor (en torno a los 100 millones o algo menos, cifras en todo caso pendientes de ratificar) no tendría importancia relevante si fuera un caso aislado. Es de temer que en los próximos meses algunas entidades van a quedar retratadas debido a su largueza con algunos fantasiosos promotores de pisos. No se podrá decir que se trata de un contagio que nos llega desde Estados Unidos. Éste se habrá incubado en España con la complicidad de muchos.

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