martes, octubre 16, 2007

Pirueta de la izquieda italiana

martes 16 de octubre de 2007
Pirueta de la izquierda italiana
MÁS de tres millones de italianos se han tomado la molestia este fin de semana de acudir a votar para elegir como líder del nuevo proyecto político de la izquierda -el Partido Demócrata- al actual alcalde de Roma, Walter Veltroni, lo que desde el punto de vista numérico representa un entusiasmo inesperado. Si hasta ahora el primer ministro, Romano Prodi, tenía no pocas dificultades para asentar su liderazgo en este sector del espectro ideológico, ahora tendrá que compartir el puesto con Veltroni. Por un lado, la actual coalición de Gobierno sale reforzada por el indudable apoyo popular a estas «primarias», pero por otro es indudable que esta situación fragiliza también a Romano Prodi, a quien muchos de sus actuales aliados pueden empezar a ver como un dirigente amortizado, aunque aún le queden más de tres años de legislatura. Esta es la enésima vez que la izquierda italiana intenta reorganizarse, empeño en el que se habían utilizado las fórmulas más barrocas que se puedan imaginar, pero nunca hasta ahora se había dado el paso de instaurar una bicefalia como remedio para intentar apuntalar una coalición de Gobierno que tiene que trabajar cada día en el filo de la navaja, porque sólo tiene un senador de ventaja sobre los representantes de la derecha.
Para Prodi, la refundación del Partido Demócrata representa un segundo intento de aglutinar la constelación de pequeños partidos de izquierda y centro-izquierda. Ya lo hizo con la fórmula bautizada como El Olivo en 1995, que le permitió ganar las elecciones el año siguiente, pero que terminó veinte meses después con su dimisión irrevocable tras una rebelión interna. Esta vez, vuelve a la carga con un proyecto igualmente ambicioso, en el que intenta otra vez mezclar a antiguos dirigentes democristianos, como él mismo, con otros de origen comunista, como Veltroni, para tratar de formar una masa homogénea que resista el paso del tiempo, pero que muy probablemente conocerá una suerte similar a El Olivo si los políticos italianos no se ponen de acuerdo para reformar la legislación electoral, principal causa de la inestabilidad de la política italiana.
Lo lógico es que, después de haber elegido a su nuevo líder, un Gobierno pretendidamente de izquierda convocara elecciones anticipadas. Sin embargo, las encuestas son menos entusiastas que algunos comentaristas políticos y, a pesar del apoyo que ha recibido en las primarias, por ahora no hay ningún síntoma de que Walter Veltroni pudiera obtener un resultado mejor que el que tiene Romano Prodi. Ambos van a tener que aceptar una cohabitación que, si en lo personal pudiera parecer llevadera, en la gestión de cada día puede hipotecar las posiciones de uno y otro. Si son capaces de llegar unidos a las próximas elecciones generales, será un éxito para ambos y, seguramente, un auténtico récord en términos de la política italiana tradicional.

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