miércoles, octubre 03, 2007

Pablo Sebastian, No a la conferencia de Presidentes

miercoles 3 de octubre de 2007
No a la Conferencia de Presidentes Pablo Sebastián

No es el momento para que Zapatero celebre una reunión con todos los presidentes autonómicos con la excusa del medio ambiente, porque esa convocatoria no tiene otro objetivo que el que Zapatero aparezca rodeado del poder autonómico como el máximo exponente de una situación de plena normalidad. ¿O acaso pretende la Moncloa arropar al Rey —no le hace falta al monarca ese espectáculo— con los líderes autonómicos, nacionalistas influidos, en una foto de familia española? O estamos ante un truco más para que, con semejante motivo, Zapatero pueda recibir, sin coste político, a Ibarretxe en Madrid. Éste no es el momento de celebrar una Conferencia de Presidentes Autonómicos, ni de recibir a Ibarretxe en Moncloa.
La Conferencia de Presidentes Autonómicos no se puede reunir ahora si no es para hablar de las nuevas y graves tensiones de la actualidad. De las desigualdades de la Comunidades en los Presupuestos del Estado del 2008, de los ataques a la Corona, del desafío de Ibarretxe, de las tensiones en los altos tribunales del Estado y el Consejo del Poder Judicial, de la crisis de la economía, o de la política exterior. O para que Zapatero les informe de los motivos por los que fracasó la negociación con ETA y hasta dónde llegó en sus concesiones durante las reuniones de Loyola.
Cualquier otro motivo, como el medio ambiente, para rellenar la agenda electoral de Zapatero, como ocurrió con su saludo a Bush y visita a Putin, no es justificación. Ni halla justificación para atender el requerimiento de Ibarretxe, que anda pidiendo un encuentro con Zapatero en la Moncloa.
Un Ibarretxe tenso y reñidor que ha dicho que quiere venir a Madrid para explicarle a Zapatero lo de su referéndum o consulta, lo mismo da, para la autodeterminación del País Vasco. Y que ha revelado que ya ha llamado al presidente del Gobierno “de España” para pedirle una cita, para que le oiga y también para escuchar lo que le tenga que decir Zapatero, que dicho está en los últimos días: no debería consentir semejante convocatoria. Ha hecho mal el presidente —por la cuenta electoral que le trae—, en este momento, en consentir la visita a la Moncloa de un político que viene de amenazar al Estado públicamente, diciendo que no le temblará la mano a la hora de violar la ley.
Ibarretxe tiene prisa porque se le está rompiendo el PNV bajo sus pies y quiere que Zapatero lo avale y reconozca como líder, una vez que Imaz cayó a sus pies. Necesita la foto en Moncloa para no parecer un radical y para luego utilizar la sala de prensa de la presidencia del Gobierno para lanzar nuevas soflamas y hacerse el duro y el héroe en Madrid como ha ocurrido otras veces.
Zapatero no debe recibir a Ibarretxe, en primer lugar porque seguramente no le conviene al PSOE electoralmente esa foto. En segundo lugar porque no tienen nada de qué hablar que ya no se hayan dicho en público. Y en tercer lugar por una cuestión de dignidad, porque lo que sí debía hacer Zapatero es ponerle una serie de condiciones para recibirlo en la Moncloa: retirar la amenaza y fecha de referéndum ilegal; garantizar que no volverá a verse con los terroristas y sus representantes políticos en las instituciones vascas; garantizar la libertad política y de expresión de los partidos de la oposición; colocar la bandera española en Ajuria Enea y demás instituciones vascas, tal y como dice la ley; quitar las banderolas con las fotos de terroristas de los pueblos y ciudades del País Vasco; perseguir a ETA y a su entorno político. Y respetar la legalidad y garantizar la enseñanza en español en el territorio que gobierna.
Porque el cumplimiento de todo esto es caminar hacia la normalización política de la que tanto habla Ibarretxe, y no proclamar la consulta de la autodeterminación bajo la punta de las pistolas etarras, cuando en el País Vasco brilla, por su ausencia, la verdadera libertad, sin que se le caiga la cara de vergüenza al lehendakari.
Naturalmente Zapatero no va a poner estas u otras condiciones a Ibarretxe antes de recibirlo en la Moncloa, y a lo mejor se limita a darle largas. A no ser que estén en juego los Presupuestos Generales del Estado, o la Ley de la Memoria Histórica, que según el PSOE ya está en su recta final. Si el PNV le exige a Zapatero que reciba y tranquilice, es decir, que legitime a Ibarretxe después de su último desafío, pues entonces el presidente lo recibirá, y dirá que no hubo acuerdo. Pero si el presidente da ese paso entonces tendrá que explicar a los españoles el precio y el alcance de esa foto en un momento de alta tensión nacional.

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