martes, octubre 09, 2007

Oportunismo y electoralismo

Oportunismo y electoralismo
09.10.2007 -

La decisión del juez Garzón de encarcelar a 17 de los detenidos el pasado jueves en Segura, por reunirse, en nombre y representación de una organización ilegal, con el fin de dar apoyo y amparo a la actividad terrorista de ETA, ha encontrado el rechazo frontal de todo el nacionalismo democrático y, más en concreto, de los partidos que integran el tripartito de Vitoria. Nada de reprobable habría en tal rechazo si quienes lo han protagonizado se hubieran basado en argumentaciones de orden estrictamente jurídico para sustentarlo. Pero no ha sido así. La única razón que han esgrimido para criticar la decisión ha consistido en calificarla de «oportunista» y «electoralista», desviando, con ello, la atención del ámbito de lo judicial y centrándola en el de lo político y, más en concreto, en el que corresponde al Gobierno central y a su presidente. La calificación resulta, en este contexto político, cuando menos sorprendente, toda vez que sólo el oportunismo y el electoralismo más descarados, es decir, el miedo a las reacciones más primarias de su propia militancia y el temor a contrariar a un electorado que podría serles afín, pueden explicar que todos los partidos nacionalistas en bloque, con el aditamento ya poco sorprendente de Ezker Batua, se hayan puesto de acuerdo en criticar, con el mismo argumento, una medida que se teme impopular en los círculos nacionalistas y abertzales.El rechazo resulta, sin duda, más llamativo y preocupante cuando lo expresa el portavoz del PNV, por ser él quien parece estar llamado a ser la máxima autoridad del partido tras la renuncia de Josu Jon Imaz. En efecto, la acerba crítica de Urkullu ayer a la decisión judicial casa muy mal con la línea que el todavía presidente de la Ejecutiva jeltzale marcó para su partido en el artículo que, con fecha del 15 de julio pasado, publicó en este mismo diario. «En las circunstancias actuales -podía leerse en él-, sólo la acción policial y la deslegitimación social y política de su entorno son los caminos que nos permiten trabajar por la paz y la libertad en Euskadi (...) Sólo su debilitamiento operativo, social y político llevará a ETA a la reflexión necesaria para que opte por cerrar definitivamente su persiana. Lo demás es voluntarismo». En el voluntarismo, pues, además de en el oportunismo y el electoralismo, parece estar dispuesto a caer el nuevo PNV, siguiendo la senda que le marca desde fuera el lehendakari.

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