miércoles, octubre 10, 2007

Marcello, La soledad de Fernando Alonso

jueves 11 de octubre de 2007
La soledad de Fernando Alonso

El día 12 de octubre se va a organizar un buen lío en Madrid con el paseo a la bandera española que quiere promocionar el PP, mientras los del PSOE recuperan la memoria histórica. Sin embargo, será el próximo domingo 21 de octubre cuando todos los españoles den su apoyo unánime a la bandera de España que ondeará en la mano de Fernando Alonso en el circuito de Fórmula 1 de Brasil, si el español consigue ganar la prueba final y con ella el Campeonato del Mundo.
Lo que está haciendo este muchacho, que todavía es un chaval, en el gran circo de la Fórmula 1 es asombroso. No sólo se juega la vida en cada carrera —como todos los pilotos—, sino que además y en la mayor de las soledades tiene que luchar contra sus adversarios y contra su propio equipo de McLaren, que lo ha traicionado para favorecer la victoria de Hamilton, desde el mismo día en el que vieron que el pupilo de Ron Dennis podría ser campeón del mundo en la vigente ronda. Y encima comparecer y declarar ante jueces italianos y técnicos de la FIA, en vísperas de la carrera final, y soportar la presión mediática, favorable y adversa, sin pestañear.
Y de la misma manera que los de McLaren han espiado a Ferrari y han sido sancionados por la FIA, ¡qué no habrán hecho contra Alonso en las últimas carreras! En las que, ¡oh casualidad!, el coche de Hamilton corría mucho más que el de Alonso precisamente en la última vuelta de clasificación. ¿A qué se debe esa, in extremis, punta de velocidad? A la presión trucada de los neumáticos, al monto de la gasolina, a una técnica secreta que aporta a Hamilton más gas, a unas telemetrías manipuladas contra Alonso, etcétera?
Quien hace un cesto hace cientos, y si los de Dennis espiaron a Ferrari ¿qué no harán ahora contra Alonso? Además, el propio director inglés de dicha escudería ha confesado su animadversión al español al decir, tras la carrera de China, que “el enemigo era Alonso”. Hay que ser un canalla y un mal nacido para hablar así de un piloto de su equipo y hacer lo que le han hecho al bicampeón del mundo en los últimos meses. Al pobre Fernando Alonso, que está más solo que la una en una cueva de traidores, donde es imposible que todo lo pueda controlar y que reciba el prometido trato de igualdad.
Alonso tiene muy difícil la victoria de Brasil. Y lo tiene difícil porque, al margen de ir cuatro puntos por detrás de Hamilton, tiene en su contra a McLaren, Hamilton, Dennis, Ferrari, Raikkonen y a Massa. El piloto brasileño que querrá ganar en su país, que se está jugando su continuidad en Ferrari y que puede ser el árbitro de la carrera por acción u omisión. Alonso está solo contra los seis citados, pero acompañado por millones de españoles que le deben un homenaje nacional por su trabajo, su coraje y su dignidad, gane o pierda la carrera, en la que además de Hamilton, el brasileño Massa será el otro enemigo mortal.
No en vano, para ganar el Campeonato del Mundo, Alonso debería, sobre todo y como la más fácil de las variantes posibles, ganar la carrera y que Hamilton quedara tercero. Y para eso hace falta su victoria y también el concurso de Raikkonen o Massa, lo que no es fácil de imaginar porque Raikkonen querrá ganar y porque a Massa, si es el piloto de Ferrari que está mejor situado, se le ponen los pelos de punta al imaginar que Alonso pueda coronarse como campeón del mundo y, en consecuencia, ser su sucesor en la escudería italiana.
Por todo ello, Fernando Alonso lo tiene bastante difícil. Aunque el haber llegado este año a donde ha llegado con todo y todos en contra es la prueba, al margen incluso del resultado, de que el piloto español es el verdadero campeón del mundial de la Fórmula 1 del 2007. En realidad ha ganado por sobrados méritos el campeonato, antes incluso de que comience esta última y dramática carrera de todos contra él. Y en la que, como se descuiden sus adversarios, Alonso puede ganar, a nada de que le acompañe un poco la suerte y de que en McLaren respeten las obligadas normas de igualdad.

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