jueves, octubre 25, 2007

Luis Pousa, Un rumor a gritos

viernes 26 de octubre de 2007
LUIS POUSA
CELTAS SIN FILTRO
Un rumor a gritos

En términos generales, España cuenta en el campo de la medicina y la cirugía con buenos especialistas. No es una opinión de una persona más o menos informada, sino una valoración extraída de los datos cuantitativos y cualitativos que manejan tanto organismos españoles, como europeos o la Organización Mundial de la Salud.
De que el conjunto de profesionales del sistema sanitario español, entendido éste como un ente federalizado formado por los servicios que ofrecen las comunidades autónomas, obtenga una calificación media más bien alta, es mérito, en parte, de un modelo educativo exigente, en el que las prácticas hospitalarias completan la formación teórica recibida en las facultades.
Pero ese modelo, obviamente restrictivo en la medida que es muy selectivo en toda la cadena del proceso formativo y aún después, en el tramo final de concursar por las plazas que oferta la medicina pública es demasiado rígido a la hora de dar respuesta a los aumentos de la demanda de asistencia sanitaria por parte de los ciudadanos. Porque la realidad es que la frecuencia de la demanda de atención sanitaria aumenta con el incremento del nivel de vida, y crece globalmente en mayor proporción que los recursos destinados a satisfacerla.
De tal modo es así que los gestores de la sanidad pública suelen decir que cuanto más se engordan los presupuestos, más pronto son devorados por la enorme maquinaria del sistema público de salud. Con lo cual, la satisfacción de la demanda de prestaciones sanitarias siempre se queda coja, y esa cojera genera bolsas de malestar intermitentes que, en momentos determinados, provocan efectos en cadena, que dificultan todavía más una solución integrada de los problemas.
A que esto sea así, ayuda lo suyo una sindicación excesivamente fragmentada, que lejos de haber superado antiguos corporativismos procedentes del pasado régimen, roza, en ocasiones y casos, comportamientos más propios del gremialismo preindustrial que de un sindicalismo coherente con una sociedad avanzada y de la información, cada vez más tecnologizada y cuyo funcionamiento se formula en forma de red.
Así ocurre, por ejemplo, que una mejora salarial para determinado colectivo provoca efectos comparativos y emulativos en el resto, dispara los agravios y termina difuminando en un café para todos lo que, objetivamente, era o debía ser prioritario. Dado que el presupuesto siempre es escaso por axioma, difícilmente podrá acabar con todos los agravios, que continuarán retroalimentándose en cadena en el transcurso del tiempo.
El pasado verano, era un rumor a gritos por los hospitales gallegos que en el estamento de los mejores especialistas se estaba gestando una protesta para el otoño en contra de las incompatibilidades. Dicho de forma muy gráfica y en bruto, la pretensión de la élite es cobrar más por la incompatibilidad pero que no se le aplique. Es decir, que la Administración sanitaria haga la vista gorda, como por otra parte ya viene haciendo desde hace muchísimos años.
La cuestión es muy complicada, puesto que la sanidad pública y la sanidad privada comparten una parte importante de los especialistas existentes, a ninguna de las dos ni a los propios interesados les conviene entrar en disputa. Ergo, pasa lo que pasa.

http://www.elcorreogallego.es/index.php?idMenu=13&idEdicion=681&idNoticiaOpinion=224827

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