lunes, octubre 22, 2007

Luis Pousa, Nada mas contradictorio

martes 23 de octubre de 2007
LUIS POUSA
CELTAS SIN FILTRO
Nada más contradictorio

El titular es socorrido: las pensiones de jubilación que reciben los gallegos son de las más bajas de España. Lo cual es cierto. Por desgracia, todavía habrá de pasar un tiempo para que esa noticia no sea siempre la misma. Las cuestiones de carácter estructural, y ésta lo es, no se resuelven de la noche para la mañana, pero es posible solventarlas a medio plazo, mediante el concurso proactivo del poder político y los agentes económicos y sociales.
La apuesta por un crecimiento económico de calidad y continuado es una de las premisas básicas para que los salarios en Galicia ganen cuerpo y, al mismo tiempo, la economía gallega sea mucho más competitiva. Es decir, el patrón de la competitividad ya no puede ni debe descansar sobre unos sueldos raquíticos, sino sobre la productividad. Un cambio que tiene bastante que ver con la mejora de la eficiencia del aparato productivo y con la innovación de los productos.
Durante años hemos escuchado el argumento, miles de veces reiterado por un muy peculiar pensamiento económico liberal subsidiado, de que si bien los salarios en Galicia estaban muy por debajo de la media española, la cosa se arreglaba al final bastante bien. En parte porque la familia gallega todavía conservaba la cultura del autoconsumo, y desde las patatas hasta los chorizos, pasando por los huevos, las frutas y las verduras, la despensa estaba llena. Y en parte, también, porque las ayudas del Estado -menos providentes de lo que pregonaba el régimen- a dichas familias hacía el milagro de que su renta disponible fuese unos cuantos miles de pesetas por encima de los salarios percibidos, de tal modo que la distancia con las otras comunidades autónomas se reducía. Lo que restaba dramatismo al hecho de que Galicia estuviese a la cola en niveles salariales, e incluso parecía justificarlo.
Difícilmente, por no decir imposible, con una política económica de bajo crecimiento y escasa inversión, comparativamente a las zonas más ricas, se puede conseguir un incremento de las rentas del capital y del trabajo en sentido convergente con aquéllas. Por lo mismo, y desde la perspectiva autonómica, los Presupuestos de la Xunta son una herramienta potente para ayudar a transformar esa realidad en la dirección apuntada.
Para que la media de las pensiones percibidas por los gallegos suba y se sitúe en la media española, es preciso que, igualmente, la media de los salarios gallegos se coloque a la altura de la media española. Al margen, claro está, de que el Estado prime los aumentos de las pensiones más bajas e incremente el salario mínimo, lo anterior ha de conseguirse mediante el crecimiento económico y la calidad de ese crecimiento.
Ahora bien, nada más contradictorio e incoherente que lamentarse de las pensiones bajas y, al mismo tiempo, defender una política económica acorde con un modelo de salarios bajos, que hacer gravitar sobre éstos la competitividad de las empresas y no sobre la productividad. Tan contradictorio e incoherente como continuar defendiendo una economía del ladrillo, aun a sabiendas de que el ciclo está agotado y el problema es un exceso de oferta de vivienda no protegida. O quejarse de la alta siniestralidad de las carreteras gallegas y no otorgarle carácter prioritario al criterio de calidad-seguridad de la obra pública en infraestructuras viarias.

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