jueves, octubre 25, 2007

Lorenzo Contreras, Zapatero en su laberinto

viernes 26 de octubre de 2007
Zapatero en su laberinto Lorenzo Contreras

Hasta hoy puede ser razonable pensar que el PSOE le está haciendo la campaña electoral —por ahora preelectoral— al PP. Son demasiados los errores y excesos que el zapaterismo y, por tanto, también su partido, vienen acumulando a lo largo de una legislatura que prácticamente agoniza. En medio de la vorágine política actual, que algunos niegan pero que se ofrece a la vista, los dirigentes del Gobierno, a sus distintas escalas, tratan de neutralizar o contrarrestar el clima que se va creando y creciendo conforme se acercan las elecciones generales. Y lo que consiguen, en realidad, es empeorar el aspecto de la situación. Casi sería proporcionar un buen servicio al PP si le dijeran: “Quédate quieto y deja hacer a tu adversario, que él ya se encargará de llegar quebrantado a las urnas”.
Algo de esto debe temer Zapatero, pese a su notoria torpeza dialéctica, cuando opta con frecuencia por esconderse y delegar en personajes ineptos, aunque de su confianza, la responsabilidad de “quemarse” en los contraataques polémicos. El clamoroso espectáculo que proporcionan, por ejemplo, Pepiño Blanco, Fernández Bermejo y la vicepresidenta Fernández de la Vega, no necesita ponderación. Está a la vista de cualquiera, incluidos los incondicionales del partido socialista, y nada digamos de los militantes críticos. Pero el presidente sigue prefiriendo evitar los roces dialécticos del día a día, aunque no siempre pueda eludir los compromisos parlamentarios, como es lógico.
El Gobierno acaba de recibir una seria advertencia en el Congreso de los Diputados con motivo del debate inicial de los Presupuestos Generales del Estado. Han pasado éstos a la siguiente fase parlamentaria por sólo nueve votos de diferencia a su favor, y ello con ayudas que se perciben “compradas” a golpe de concesiones e intereses. Digamos “propinas”. Pese a lo cual, los catalanes no se han dado por satisfechos a la hora de votar.
Zapatero, paulatinamente, va encerrándose en su laberinto de medios audiovisuales. Su último gran tropiezo se llama Magdalena Álvarez. Seguramente le daría el cese de buen grado. Es demasiado descrédito el que la ministra de Fomento le proporciona. Pero el presidente carece ya de margen para operaciones de maquillaje político. El tiempo le ha devorado. Sólo le queda el barato recurso de exonerar a su incompetente colaboradora y trasladar su personal reproche a las empresas contratistas, es decir, al entorno técnico auxiliar de una política errática.
ETA, mientras tanto, observa el panorama y calla relativamente, agazapada en sus cálculos. Mañana ya veremos. Pero la banda sabe hasta qué punto una derrota de Zapatero en marzo le obligaría a modificar las líneas generales de su estrategia chantajista. Si los sondeos aventuraran con solvencia la caída del zapaterismo, ya sería temerario pronosticar que la organización terrorista mantendría presente su tono medio. Una razonable certeza de que Zapatero no continuará en la Moncloa dará nuevos estímulos prácticos a la violencia extrema. ETA no se va a permitir el riesgo de perder protagonismo en la caída de ZP. Procurará estar al frente de la operación, del mismo modo que en todos los procesos electorales, de una u otra manera, ha dejado sentir su presencia perturbadora e incluso determinante.
Por tanto, un “buen” atentado incorporaría al siniestro caudal de ETA un mérito decisivo en el vuelco electoral presumible, con el factor añadido de una macabra advertencia para los que hayan de asumir la alternativa. Desaparecido Zapatero del escenario, a la banda corresponderá introducir en su guión algunos “retoques”. Siempre nefastos, por supuesto. Y entonces veremos quién o quiénes están más cerca del final.

http://www.estrelladigital.es/a1.asp?sec=opi&fech=26/10/2007&name=contreras

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