jueves, octubre 18, 2007

Lorenzo Contreras, Sin novedad en el frente

viernes 19 de octubre de 2007
Sin novedad en el frente Lorenzo Contreras

La mayor parte de los comentarios imparciales que han circulado con relación a las tensiones de ZP con ETA o de ETA con ZP han estado cargados de reticencias. Quiérese decir que lo manifestado por ambas partes ha dado sensación de ocultación y falsedad de fondo. O sea, que “las partes” han seguido entendiéndose. Y Zapatero, que siempre delega en alguien de su entorno cuando suena la hora de expresar alguna difícil verdad, ha recurrido esta vez a Mariano Fernández Bermejo, el flamante ministro de Justicia, según el cual persisten las condiciones para mantener o reanudar las negociaciones políticas con la banda terrorista.
El comentarista político se ve obligado a repetirse. En mi caso recurriré a la vanidad de la autocita. El pasado 10 de octubre, por sólo mencionar una fecha cercana, me vi en la precisión de escribir esta reflexión: “Zapatero sigue siendo para ETA la mejor baza posible”. Y también esto, a propósito de los “diálogos” supuestamente rotos: “Más sensato sería no descartar una nueva incursión del zapaterismo hacia los terrenos del diálogo bajo cuerda”. Y también: “La vuelta a las andadas por parte del zapaterismo formaría parte del negocio político. Atribuir al Gobierno de Zapatero una caída en la tentación del juego limpio sería tanto como cometer un imperdonable pecado de ingenuidad”.
Esa ingenuidad tampoco se debe trasladar al encuentro del presidente del Gobierno con el lehendakari en la Moncloa. La versión oficial que ha trascendido habla de la tajante negativa de ZP a aceptar los términos de la propuesta de referendo, o de consulta, formulados por el dirigente vasco. No se ha sabido, o se ha sabido poco, que Ibarretxe citó al presidente israelí, Simon Peres, para afirmar que “toda negociación comienza con un encuentro titubeante que las dos partes niegan”.
Si en el caso que nos ocupa utilizáramos el vocablo “ambigüedad” para describir una situación que presenta a Zapatero en actitud de haber rechazado la oferta de pactar un “Downing Street a la vasca”, seguramente estaríamos más próximos a la certeza de lo conversado. Conviene tener en cuenta que Ibarretxe no se ha ido derrotado de la Moncloa, sino todo lo contrario. Entre otras razones porque el Gobierno vasco no tiene prisa a la hora de negociar y pactar. Las palabras del dirigente nacionalista, a propósito de su cita con Zapatero, no pueden ser más elocuentes: “Tenemos tiempo de aquí a junio, después de la investidura”.
Esto significa, además, que en el seno del nacionalismo, y en el núcleo de ETA y su entorno, se abriga el convencimiento de que Zapatero va a ganar las elecciones de marzo. Esa referencia a “después de la investidura” implica, naturalmente, que el plan independentista pasa por la confirmación del actual líder socialista como inquilino de la Moncloa.
Hay, por consiguiente, dos expectativas: la vuelta a las negociaciones sobre autodeterminación y territorialidad, por una parte, con el PNV de interlocutor, y, por otra, los mismos objetivos en el paquete de los diálogos con ETA.
Fernández Bermejo, traduciendo con fidelidad las intenciones del presidente del Gobierno, dice que “se volverán a dar las condiciones” para los contactos, por supuesto ya sin elecciones pendientes, sino con Zapatero confirmado en su sillón monclovita. Pero la hipócrita predicción del ministro es eso, hipócrita en la medida en que las condiciones para la negociación no se volverán a dar, sino que se están dando, que no han dejado de darse a partir de la falsa ruptura creada por el atentado de Barajas y la reapertura, por parte de ETA, de “todos los frentes”. En otras palabras: no hay novedad en la escenificación de los pasos pendientes de darse. Todo está previsto y, desde luego, prenegociado. ETA sólo debe procurar no matar demasiado.

No hay comentarios: