miércoles, octubre 03, 2007

Lorenzo Contreras, El himno nacional

jueves 4 de octubre de 2007
El himno nacional Lorenzo Contreras

Entre el pleito de las banderas, la cuestión lingüística, la ley de la memoria histórica, etc., ya estábamos los españoles servidos de polémicas. Ahora se ha añadido últimamente el futuro del Pazo de Meirás y el destino final del Valle de los Caídos, que será una cuestión, esta última, de notable abolengo político-funerario, en contraste privilegiado con las humildes fosas comunes de las victimas del franquismo, los condenados de la tierra ignota.
Por si algo faltaba para alimentar la hoguera de los debates, surge ahora la gran cuestión de la letra del himno nacional, que servirá sin duda para que la discusión política cobre especial temperatura.
La letra del himno se suma al himno en sí, cuya interpretación en las competiciones deportivas ha sido desde la muerte de Franco un trámite muchas veces penoso. Los deportistas, sobre todo ciertos futbolistas de la selección nacional, han protagonizado en ocasiones actitudes despectivas, bien por no guardar la debida compostura de respeto, bien por hacer de la goma de mascar un elemento auxiliar para demostrar su desprecio. Al final se llegó al recurso del tarareo.
Así pues, la letra del himno, por sus inevitables conexiones con las ideologías de la España plural, si es que cabe seguir llamándola España, promete debates que serían pintorescos si no fueran dolorosos para los rescoldos de un patriotismo legítimo y no precisamente patriotero o puramente folclórico.
Se presume que habrá letra del himno para el 19 de diciembre. De momento se barajan nombres para formar un equipo de redactores a base de personalidades de la vida pública y autores de canciones políticas de la Transición, como es el caso de Pablo Herrero, a quien se debe la canción “Libertad sin ira”.
Un personaje que, de entrar en el equipo de redactores, garantizaría una cierta temperatura política es Manuel Jiménez de Parga, un ex ministro caracterizado por la defensa a ultranza de la unidad de España.
Más contemporizador sería si se contara con él definitivamente, José Vidal Beneyto, hombre vinculado a la izquierda europeísta y tal vez, como ex director del Colegio de Altos Estudios Europeos, menos español que continental o superador de fronteras.
Uno imagina qué diría un alemán si a estas alturas se planteara en su país una fundación del himno Deutschland über alles o un francés si se cuestionara el contenido de La Marsellesa. Claro que para ellos y para otros europeos, nada digamos americanos del norte, estos problemas españoles les sonarían a disparate o simple aurora boreal.
Pero el caso es que hay que luchar por la letra de un himno. Letras ha habido en el pasado. Uno recuerda esta letra escolar de los tiempos de Franco: “Viva España, al grito de la patria, la explosión triunfal abrió camino al sol. Viva España, repiten veinte pueblos, que al hablar dan fe del ánimo español.” Eran los primeros compases.
La verdad es que parece difícil que esta letra u otra parecida pudieran tener posibilidad en una controversia literaria organizada. ¿Habría que resucitar a José María Pemán? Y ni aún así. Ya veremos el bodrio que las circunstancias nos reservan. El franquismo lo tenía fácil con su imperialismo falangista. Los tiempos son otros.

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