miércoles, octubre 17, 2007

Ledo, Con el Rey

miercoles 17 de octubre de 2007
Con el Rey

Decía Colbert, el secretario de Estado de Luis XIV, que "por el rey con frecuencia, por la patria siempre". Aunque no se quiera reconocer, España está entrando -o ya entró- en un periodo de crisis en la que está en juego la misma existencia de la nación, su propio ser como patria común e indivisible de todos los españoles. No nos habíamos dado cuenta de la importancia que esto tiene hasta que llegó ZP al poder. Vivíamos en paz y tranquilidad, en armonía y solidaridad, pensando cada cual lo que quisiera, gozando del don precioso de la libertad y con las alternancias en el Gobierno propias de un país tan democrático como el que más. Hasta ni sentíamos la necesidad de poner en el activo de cada día esos valores políticos, pues los dábamos como cosa natural; el éxito de la Transición y el rodaje sin graves tropiezos de la Constitución de la concordia eran el lubricante.
Pero he aquí que un día descubrimos asombrados que el presidente del Gobierno no cree en la nación que gobierna, que impulsa los nacionalismos centrífugos más radicales con temeridad manifiesta, que trata de inocular en nuestra sociedad los virus destructores de la familia, que rompe sin miramientos el orden social vigente y que, con insensata audacia, reabre las heridas del trauma de la Guerra Civil, pretendiendo escribir la historia de nuevo para dar por vencedores a los vencidos en la contienda, sin importarle que con ello se despierte la división entre los españoles. ¿Qué recónditos sentimientos de rencor y de odio anidan en el corazón de ZP? ¿Por qué ese afán revanchista que tanto daño puede hacer?
En esta hora, es necesario estar al lado del Rey, aunque sea uno republicano por convicción, en cuanto que símbolo de la unidad nacional y garante in extremis del orden constitucional, proclamando a los cuatro vientos nuestro orgullo de ser españoles.

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