domingo, octubre 07, 2007

La situacion de la monarquia segun la prensa extranjera

lunes 8 de octubre de 2007
La situación de la monarquía según la prensa extranjera José Oneto

Cree el Gobierno, por boca de su vicepresidenta-portavoz, María Teresa Fernández de la Vega, que parte de la ola antimonárquica es responsabilidad de la prensa por servir de altavoz a reacciones minoritarias del independentismo extremo y de la extrema derecha desde la cadena de emisoras de los obispos.
Si efectivamente, como sostiene Fernández de la Vega, los medios amplifican la quema de fotografías de los Reyes y los insultos, que ya son periódicos en Cataluña y que se han extendido a la Comunidad Valenciana, habrá que hacerle un resumen de la prensa internacional, que señala (Financial Times) que “la campaña antimonárquica de Esquerra Republicana de Cataluña es un problema para Zapatero, ya que el PSOE gobierna en coalición con los disidentes republicanos catalanes”, y que esa campaña, según el diario argentino Clarín, está siendo utilizada por el Partido Popular contra el presidente socialista Rodríguez Zapatero.
“En las tres décadas que lleva en el trono —destaca el periódico The Times en un artículo que titula “El Rey Borbón recibe una batería de protestas”— nunca se había visto nada parecido. Cuando faltan tres meses para que el Rey cumpla setenta años, su problema más acuciante es cómo asegurar que ese afecto (que tiene entre la ciudadanía) sea transmitido a su heredero”.
“Una corona abucheada” es el titular de L’Express, que se pregunta si en efecto la monarquía española está en peligro cuando acaba de abrirse un debate entre monarquía y república.
Por su parte, el periódico alemán Die Welt informa en un titular de que “La Casa Real lucha por su imagen”, y cuenta que “durante años el Rey de España no ha tenido que preocuparse por su reputación y nadie ha zarandeado la institución de la Corona”. “Tampoco —añade— ha habido muchos motivos para criticar al monarca, que desde hace más de tres décadas es considerado un garante de la democracia española. La prensa ha acompañado a Juan Carlos I en sus numerosas visitas de Estado pero al margen de ello la cobertura informativa se ha limitado a sus largas vacaciones estivales en familia en la isla de Mallorca y al continuo aumento de su descendencia. A diferencia de la Casa Real británica, donde los escándalos se encadenan, en España siempre ha predominado el orden. La entrada en la familia real de la periodista plebeya Letizia le ha aportado aún más cercanía al pueblo. Sin embargo, diversas fuerzas políticas intentan negarle al monarca de repente la legitimidad y la prensa sensacionalista ha situado a su familia en el punto de mira”.
“De la catolicísima radio COPE” habla Il Reformista italiano, que afirma que “si los ataques contra la monarquía, por obra de la izquierda republicana, pueden parecer por lo menos coherentes, sorprende la campaña antimonárquica de la derecha clerical, encabezada por Federico Jiménez Losantos (calificado por La Repubblica italiana como “campeón de la derecha extrema”), que nació y creció en las organizaciones de la izquierda antifranquista y que luego se unió a la banda de los izquierdistas fulminados en la vía de Damasco que les ha conducido directamente las orillas de la derecha neoliberal por no aclararse obtusamente conservadora”.
Y del futuro habla el periódico suizo Le Temps, ya que “los Borbones están preocupados y los temores de la Casa Real son mayores porque la coyuntura es delicada”. “Popular figura emblemática de la transición democrática —dice el diario suizo—, Juan Carlos, de 69 años, está al final de su reinado y se prepara para pasar al relevo a su hijo mayor, el Príncipe heredero Felipe, inexperto y mucho menos legítimo. Durante estos últimos años, el Príncipe asume funciones que hasta entonces estaban reservadas a su padre. Una manera de preparar a la opinión pública para una sucesión natural y sin choques. Y de hacer que se olvide que la monarquía fue impuesta a los españoles por el dictador Franco para antes de su muerte en 1975”.
Como puede comprobar la vicepresidenta-portavoz, esas acciones minoritarias, lo quiera o no, se han convertido un problema de Estado y así lo reflejan los grandes periódicos europeos de referencia.

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