miércoles, octubre 10, 2007

Kepa Aulestia, Ciclo de violencia

Ciclo de violencia
11.10.2007 -
KEPA AULESTIA

El atentado contra Gabriel Ginés volvió anteayer a despertar a la sociedad vasca del inmediato letargo en que parece sumirse cada vez que ETA deja de actuar durante unas cuantas horas. Aunque junto a ello se produce ese otro adormecimiento, el que provoca la acendrada inclinación a especular sobre los propósitos reales de la banda terrorista, sobre sus objetivos inmediatos, e incluso sobre cuánto explosivo necesitará utilizar antes de anunciar otro alto el fuego o similar. Si nos volviésemos escrupulosamente escépticos, sólo admitiríamos una certeza: que un comando de ETA quiso matar el martes. Pero la bomba-lapa despejó, sin margen de duda, una incógnita que estaba presente desde que los terroristas formalizaran la ruptura de su tregua. No sólo quieren provocar grandes destrozos, sin importarles segar con ellos la vida de guardias civiles o ertzainas. Tienen además la determinación de cometer atentados individuales. Para quienes rompieron el alto el fuego, en Barajas primero y por escrito después, matar es el único modo de autentificar su decisión. Necesitan matar para probarse a sí mismos y convencerse de lo consecuentes que son. Necesitan matar para silenciar la eventual disidencia que aflora siempre con la inactividad o con la impotencia y las detenciones. Sólo en un segundo plano el atentado constituye un mensaje sangriento dirigido a quienes se sentaron con ellos en la mesa de negociaciones. Es probable que la ETA que rompió la tregua se sentiría satisfecha si en las elecciones generales de marzo Zapatero pierde. Así se cumpliría su augurio de que todo aquel que defrauda las expectativas alimentadas en el seno de la trama etarra de rentabilizar mediante la negociación décadas de asesinatos acaba perdiendo el poder. Pero sería erróneo interpretar lo que haga o deje de hacer la banda terrorista como si obedeciera a una estrategia con objetivos políticos netos. Sería tanto como olvidar que para el terrorismo el medio es el fin; y que matar se ha convertido, hoy y ahora, en un objetivo en sí mismo para ETA.Sigue pareciéndonos increíble que los integrantes de los amplios círculos concéntricos que rodean a la banda comulguen con tanta naturalidad con el llamamiento «a la guerra». Es porque olvidamos que el sometimiento de los mismos al dictado etarra se hace posible, precisamente, a través de la continuada utilización de la violencia. De manera que, para ETA, el anunciado «nuevo ciclo de violencia» ha de hacerse realidad asesinando. Sólo cabe esperar que no lo consigan. Porque si descubren que pueden matar, ese diabólico ciclo continuará y durante mucho tiempo, hasta que los propios terroristas consideren que haya que darle paso al ciclo de la enésima negociación para cargarse nuevamente de argumentos.k.aulestia@diario-elcorreo.com

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