lunes, octubre 08, 2007

Juan Carlos Girauta, Demoscopia y videos

martes 9 de octubre de 2007
PP vs. PSOE
Demoscopia y vídeos
Si el censo fuera el mismo que hace cuatro años, lo anterior bastaría para otorgar una holgada mayoría a Rajoy. Lo que equilibra la relación de fuerzas es la bolsa de nuevos votantes.

Juan Carlos Girauta

A cinco meses de las elecciones generales, la demoscopia política informa de un empate técnico PSOE-PP. Los ejemplos más recientes, el barómetro de Expansión-Ipsos, el del Noxa Consulting para La Vanguardia y el de DYM para ABC. La izquierda más optimista destacará la ligera ventaja de Rodríguez, pero a nadie se le escapa que el factor decisivo no es el estático sino el dinámico, no la fotografía sino la película. Y la tendencia del último medio año es nítida: el PP se acerca, se acerca, ¡ya está aquí! Salvo movimientos sísmicos, la tendencia seguirá su curso y Rajoy llegará a marzo con ventaja.
A todo lo cual cabría añadir la conocida conjetura del voto oculto o vergonzante de la derecha, nutrida en parte de adictos al No sabe/No contesta que no fallan a la hora de meter la papeleta del PP en la urna. Noxa destaca la coincidencia de dos fenómenos perjudiciales para el PSOE: mientras el elector popular de 2004 mantiene una asombrosa fidelidad, uno de cada diez electores socialistas de 2004 votará al PP.
Si el censo fuera el mismo que hace cuatro años, lo anterior bastaría para otorgar una holgada mayoría a Rajoy. Lo que equilibra la relación de fuerzas es la bolsa de nuevos votantes. Precisamente a esos jóvenes, a quienes se supone –con razón– volcados en internet, va dirigido el vídeo del pijo y la progre. Salvo que el pijo retratado ya no existe y la progre no es tal.
El tío del cocodrilo gigante es un recuerdo de la generación de Rodríguez y de Blanco, que no aprenden. Han suplantado a sus juventudes tirando de viejos fantasmas de adolescencia, cuando no hacían falta trade hunters porque la fauna colegiala y universitaria estaba congelada en dos universos homogéneos e incomunicados. Casi no había marcas; el pijo vestía un uniforme de chemise Lacoste, pantalones Levi’s y mocasines Sebago. Y ya.Los progres calzábamos alpargata. En los tejanos (que ustedes en Madrid llaman vaqueros) aparecían inscripciones a bolígrafo y se mantenían solos de pie. El resto, camiseta o camisa sin marca (y, a ser posible, sin cuello) y macutillo al hombro. A la chavala del vídeo no le habríamos dirigido la palabra. Pasa palabra.
Juan Carlos Girauta es uno de los autores del blog Heterodoxias.net.

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