sábado, octubre 20, 2007

Josep Borrell, Que la pobreza pase a la historia

sabado 20 de octubre de 2007
Que la pobreza pase a la historia Josep Borrell

Desde hace 20 años, el 17 de octubre celebramos el Día Internacional para la Erradicación de la Pobreza. Aparecen de nuevo las pulseras blancas, símbolo del movimiento mundial GCAP (Global Call Against Poverty) y los pasillos del PE acogen una exposición de fotos que ilustran la visión que los países pobres tienen de nosotros, los ricos del planeta.
Pero la pobreza es también un problema en los países ricos. Según estadísticas recientes, el 16% de los europeos se sitúa por debajo del nivel de la pobreza, aunque no sea tan extrema como la de los 2.000 millones de personas que “viven” con menos de 2 dólares al día.
Estos datos han cambiado bien poco y en algunos casos han empeorado desde el comienzo de la estrategia de Lisboa en el 2000. Esto indica que la lucha contra la pobreza debe estar íntimamente ligada a la redistribución y la justicia social dentro de sociedades que han alcanzado elevados niveles de bienestar pero que se enfrentan a un alarmante incremento de la desigualdad.
El crecimiento económico de Asia, China especialmente, ha sacado a millones de personas de esa pobreza extrema. Pero es difícil, en términos globales, hablar de progreso cuando se sabe que, desde 1996, el número de hambrientos ha aumentado unos 4 millones cada año hasta superar los 850. O que África, con el 10% de la población dispone del 1% del PIB mundial.
Desde el 2000, con los Objetivos de Desarrollo del Milenio, disponemos de un marco de compromisos, que obligan tanto a los países pobres como a los ricos, y nos permiten identificar las carencias y diferencias en la lucha global contra la pobreza.
Pero, a pesar de algunos progresos, estamos lejos de conseguirlos, como muestra la resolución del Parlamento Europeo que analiza el cumplimiento de esos Objetivos a mitad del periodo fijado para alcanzarlos (2000-2015).
Algunos de los datos y hechos relatados en este informe son alarmantes. Por ejemplo, unos 16.000 niños mueren cada día por causas relacionadas con el hambre. Unos 77 millones no están escolarizados. Habría que acelerar enormemente para alcanzar los ODM en el 2015, situándolos en el centro de todas las políticas de desarrollo de la Unión Europea y orientando otras políticas como las de comercio y agricultura.
Mientras lo hacemos, también debemos tener en cuenta la aparición de nuevos problemas y dificultades: el cambio climático, los crecientes precios de la energía y la falta de agua. Estos factores harán la lucha contra la pobreza más difícil en el futuro inmediato. En 1995, durante la presidencia británica de la UE, la lucha contra la pobreza en África alcanzó gran resonancia mediática, con conciertos multitudinarios en varias ciudades del planeta y una gran cinta blanca rodeando el edificio del PE en Estrasburgo. La movilización del 2005 trató de influir en las tres grandes citas del poder mundial que se producían casi simultáneamente ese año: el G8 en julio, la Cumbre del Milenio+5 en la ONU en septiembre y la reunión ministerial de la OMC en diciembre.
Su lema era “Hagamos que la pobreza pase a la Historia”, con la intención de convertirla en una cosa del pasado, inaceptable en nuestro tiempo. Dos años después estamos lejos de conseguirlo pero, al menos, crece la conciencia social acerca de la insostenibilidad de los niveles de pobreza y desigualdad mundial. Existe conciencia de que el mundo nunca ha sido tan rico ni ha dispuesto de tantas capacidades tecnológicas y, sin embargo, nunca ha dejado morir a tanta gente en la miseria. En los últimos diez años la extrema pobreza ha matado más seres humanos que todas las guerras del siglo XX juntas.
Este año no se producen tantos acontecimientos mediáticos como en el 2005, ni tantas citas globales. La prioridad es para la acción local y el tema elegido para el Día Mundial para la Erradicación de la Pobreza 2007 es: “Las personas que viven en la pobreza como agentes del cambio”.
Esta cuestión, de tanta relevancia, se refleja plenamente en la exposición fotográfica que citaba y que he tenido la oportunidad de inaugurar hoy.
La plataforma Europea de ONGs Concord y sus colaboradores han reunido una fascinante colección fotográfica de países en vías de desarrollo. Estas fotografías tienen un valor muy especial porque provienen de la gente que vive en esos países. Ellos son los propios autores, y no el objeto, de una exposición que nos invita a cambiar de perspectiva y a mirar hacia Europa desde el prisma del mundo en desarrollo.
La percepción del papel de Europa que nos muestra es algo ambivalente.
La parte más positiva pone de manifiesto que Europa se percibe como un importante donante que proporciona agua potable y medicamentos y ayuda a muchas ONGs a realizar su labor. También, sobre todo para los jóvenes, como un atractivo El Dorado al que emigrar para comenzar una nueva vida.
Pero, por otro lado, se refleja la llegada de mercancías europeas exportadas a bajo coste y que podrían producirse localmente. Vemos cómo los patrones de consumo europeos originan problemas medioambientales y percibimos la avidez de Europa, y ya no sólo de Europa, por los recursos naturales. Europa se representa, en una de las fotografías, como un animal codicioso que se traga a África.
Ciertamente, se trata de un material sobre el que reflexionar y nos recuerda la necesidad de situar el desarrollo en lo más alto de la agenda mundial. No sólo mañana, que celebramos el Día Internacional para la Erradicación de la Pobreza, sino cada día y hasta que consigamos que la pobreza pase a la Historia.
josep.borrellfontelles@europarl.eu.int

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