sábado, octubre 20, 2007

German Yanke, Ocurrencias vascas

sabado 20 de octubre de 2007
Ocurrencias vascas Germán Yanke

Lo siento mucho —mucho más que otros—, pero en el País Vasco corre un viento de locura, o más bien, de indigencia intelectual. No es nuevo, que ya el Fuero entendía que el viento sur podría ser atenuante de los delitos, pero ahora se ha disparado.
El PNV (el PNV que manda más allá de sus arrasados dirigentes formales) no cede un paso y, tras el paso de Ibarretxe por la Moncloa, su escudero Joseba Egibar plantea un referendo en el País Vasco para ratificar la Constitución española y dice estar tan seguro de que no sería ratificada que, con el habitual estilo de chulo de barrio, añade que si lo fuera él no plantearía de nuevo la cuestión “en veinte años”. Todas estas bravuconadas nacionalistas se fundamentan en dos principios antidemocráticos que han anidado en el PNV. El primero, el desprecio a los procedimientos del sistema democrático y al principio de legalidad por el que su funcionamiento normal no les parece el camino político adecuado. El segundo, vinculado a aquél, es el desprecio a la soberanía de los españoles, que es una soberanía de ciudadanos, para dar paso a la del “pueblo vasco” que los nacionalistas administran y que no es una soberanía de ciudadanos sino la propuesta de una nación étnica.
El desafío de este sector fascista junto al sector terrorista del nacionalismo vasco hace recordar la advertencia de Mario Onaindía sobre la inexistencia, en el País Vasco, de proyectos democráticos en el nacionalismo vasco. Pero el socialismo de hoy parece encarar esta situación o con tibieza o con tonterías. Sobre la tibieza, anótese el empeño por reemplazar las bravuconadas no con la ley, sino con “otro” acuerdo que modifique el estatus constitucional actual. Sobre las tonterías, ayer mismo el secretario de los socialistas de Vizcaya, José Antonio Pastor, dijo que ante la “ocurrencia” de Egibar él iba a proponer otra, como si el asunto fuese de risa o un concurso de bebedores de cerveza, que también tiene una zeta.
Pastor le dijo a Egibar dos cosas que, si no son contradictorias, son dos bobadas seguidas. La primera, que Ibarretxe disuelva el Parlamento vasco y convoque elecciones, algo que podría sonar a propuesta racional, guste o no, si el Partido Socialista de Euskadi no fuera a apoyar los presupuestos del ocurrente para facilitarle las cosas, no pensar en adelantar los comicios y esperar su “negociación” para junio del 2008. La segunda, que convoque una consulta pero preguntando claramente a los vascos si apoyan el “Estado de Nación Vasca”. El modo en que Pastor parece no darse cuenta de que entra en el juego de Ibarretxe y Egibar es paradigmático.
Si la oposición al nacionalismo es de este tono, de esta incoherencia y de similar indigencia intelectual, se entiende que, tan tranquilos, los del PNV planteen una tras otra “ocurrencias” para comprobar, al menos, el nivel de despiste de las huestes de Patxi López.

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