martes, octubre 16, 2007

Jose Oneto, Ibarretxe-Zapatero: octava representacion

miercoles 17 de octubre de 2007
Ibarretxe-Zapatero: octava representación José Oneto

La octava representación de la misma obra teatral representada por el presidente del Gobierno José Luis Rodríguez Zapatero y el lehendakari vasco Juan José Ibarretxe en el escenario del Palacio de la Moncloa, con la misma escenografía, la misma iluminación y similar expectación que en otras representaciones, no parece que vaya a ser un éxito de público y crítica.
Se conocía el guión, se conoce muy bien a los dos actores principales, y sólo el clima, un clima amenazado por las acciones armadas de ETA y con una crisis institucional en la que se discute hasta el futuro de la monarquía, era ajeno a otras representaciones.
No se conocía quién iba a ser el encargado de explicar por parte del Gobierno el encuentro. Descartado el portavoz del Gobierno Fernando Moraleda, al que culpan, ahora, injustamente de todos los defectos de comunicación del gabinete. Descartada la vicepresidenta del Gobierno, María Teresa Fernández de la Vega, como lo ha hecho en otras ocasiones, o la misma ministra de Administración Territorial, Elena Salgado, como ha ocurrido en anteriores encuentros, con otros presidentes autonómicos, ha sido el presidente del Gobierno el que ha querido, de presidente a presidente, salir al primer plano de la escena.
¿Y qué ha dicho el presidente del Gobierno? Lo que se esperaba y algo más. Zapatero quiere que haya un acuerdo sobre la reforma del Estatuto de Guernica y, en el fondo, un acuerdo entre el Partido Socialista de Euskadi y el Partido Nacionalista Vasco después de las elecciones generarles. En el fondo es el mismo acuerdo que alcanzó con Artur Mas con el Estatuto de Cataluña, en el que engaño a Pasqual Maragall y, sobre todo, a Artur Mas, el dirigente de Convergència y Unió.
Ibarretxe, a lo largo de la entrevista con Zapatero, ha planteado la discriminación que supone para Euskadi no poder celebrar ningún tipo de consulta cuando tanto el nuevo Estatuto de Cataluña como el de Andalucía tienen potestad para poder plantear ese tipo de consulta.
Los recientemente reformados Estatutos de Cataluña (pendiente de dictamen en el Tribunal Constitucional) y de Andalucía recogen en su articulado las consultas populares.
En el caso de Cataluña, el artículo 29 relativo al “derecho de participación” dice que “los ciudadanos de Cataluña tienen derecho a promover la convocatoria de consultas populares por parte de la Generalitat y los Ayuntamientos en materia de las competencias respectivas, en la forma y en las condiciones que las Leyes establecen”. También en su artículo 122, bajo el epígrafe de “consultas populares”, dice que “corresponde a la Generalitat la competencia exclusiva para el establecimiento del régimen jurídico, las modalidades, el procedimiento, la realización y la convocatoria por la propia Generalitat, o por los entes locales, en el ámbito de sus competencias, de encuestas, audiencias públicas, foros de participación y cualquier instrumento de consulta popular, con excepción de lo previsto en el artículo 149.1.32 de la Constitución”, relativo a la convocatoria de referéndos.
Por otra parte, el Estatuto de Autonomía de Andalucía dice en su artículo 30 sobre “la participación política” que “los andaluces tienen el derecho a participar en condiciones de igualdad en los asuntos públicos de Andalucía, directamente o por medio de representantes en los términos que establezcan la Constitución”. El Estatuto andaluz establece el derecho a promover la convocatoria de consultas populares por la Junta de Andalucía, o por los Ayuntamientos, en los términos que establezcan las Leyes.
En eso, precisamente en eso, está el lehendakari…

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