martes, octubre 16, 2007

German Yanke, Un no rotundo pero con huecos

miercoles 17 de octubre de 2007
Un no rotundo pero con huecos Germán Yanke

Sólo faltaría —o hasta aquí podríamos llegar, como dice Mariano Rajoy— que el presidente del Gobierno se hubiese puesto a discutir con el lehendakari Ibarretxe sobre las condiciones, los plazos o las visicitudes de la consulta que el presidente autonómico pretende poner en marcha. Así que la negativa a este antidemocrático empeño y el recordatorio de que la convocatoria de cualquier tipo de referendo corresponde al Gobierno o las Cortes Generales es una obviedad.
El problema de Rodríguez Zapatero, ante la entrevista y en su comparecencia pública posterior, era otro. Y doble. De un lado, el “argumento” de Ibarretxe al preguntar por qué el presidente no va a negociar con él asuntos del calado político similar a los que al menos el PSOE ha tratado con Batasuna-ETA, junto al PNV, durante el famoso “proceso”. De otro, el “argumento” de Rodríguez Zapatero acerca de la necesidad de buscar acuerdo entre vascos que ahora no tiene.
No iba a resultar fácil, a la luz de lo que hemos ido sabiendo de las conversaciones de Loyola y otras sacristías, pero era necesario, desde el punto de vista político, responder a esa andanada del lehendakari. Al no responder, lo que está haciendo Rodríguez Zapatero es no negar que se hablara con la banda y sus secuaces del futuro del País Vasco y de la reforma soberanista de su estatus constitucional. Resulta grave. La rectificación de las equivocaciones del fracasado “proceso” podría venir, tácitamente, por los hechos, pero en este escenario era más necesario insistir en el carácter antidemocrático de la propuesta de Ibarretxe que en la falta de apoyo o de acuerdo “transversal” de la misma. Ni con el cien por cien de apoyo en el Parlamento vasco ni con un acuerdo entre “diferentes” (los nacionalistas y algún no nacionalista) la propuesta autodeterminista se convierte en presentable y democrática. Ni en legal.
Desconozco las razones por las que Mariano Rajoy retrasó ayer hasta las 6 de la tarde su valoración del encuentro. Y no tanto porque, haciéndolo antes, no habría perdido el altavoz de los informativos del mediodía sino porque habría evitado la previa intervención en el Congreso del portavoz parlamentario del PP que, como es habitual, estuvo muy lejos de su presidente. Porque fue Rajoy, a diferencia de otros, el que, además de señalar el despropósito de las negociaciones que ahora Ibarretxe quiere convertir en precedente, subrayó que lo que está en juego es defender o no la soberanía nacional, principio elemental al que Ibarretxe se opone y al que se opondría igualmente si contase con más apoyo en el País Vasco.
Un no, por tanto, el del presidente, contundente, sí, pero con una sorprendente invitación a mantener la primera fase de la propuesta del lehendakari, es decir, la negociación de un hipotético acuerdo “entre vascos” de aquí a junio del 2008. Si la postura de los socialistas vascos es negociar no esta propuesta, pero sí otra cosa en este plazo, no sólo se equivocarían, sino que el no al lehendakari no será el que se merece. Un no a una consulta ilegal no es un no a toda la propuesta de Ibarretxe.

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